Los últimos días fueron de gran inquietud en los mercados financieros, con una escalada del dólar asociada a la cancelación de grandes inversores de sus colocaciones en pesos, especialmente en Letras de corto plazo del Banco Central (LEBAC) que sirvieron para esterilizar el excedente de efectivo creado por el déficit fiscal. El Banco Central respondió con un fuerte aumento del rendimiento de las LEBAC, que parece haber contenido la corrida, si bien el dólar quedó a una cotización mucho más alta que la que mostraba con anterioridad. En materia fiscal, ratificó la estrategia vigente, transformando el sobrecumplimiento que se esperaba de la meta de reducción del déficit de este año en una nueva y exigente meta.
No es la primera oportunidad que se observa un fenómeno de estas características. Particularmente significativa fue la escalada cambiaria previa a las elecciones del año pasado, cuando se temía un mal resultado del oficialismo. En esta oportunidad, se conjugaron varios factores. Especial importancia tuvo la suba de tasas en Estados Unidos que determinó un flujo de capitales hacia esta plaza y que provocó devaluaciones de las monedas respecto al dólar en todo el planeta. También incidió la entrada en vigencia del impuesto a la renta financiera. Un problema aparte lo constituyó la perspectiva de que la oposición parlamentaria se una para disponer desde el Congreso retrotraer las tarifas a noviembre pasado con el fuerte impacto fiscal adverso.
Los factores que sirvieron de detonante a la corrida continúan vigentes de forma que la vulnerabilidad del modelo económico continuará siendo sometida a prueba.