Pasan los años, los gobiernos y el sector agropecuario siguen siendo el principal sostén de nuestras economías regionales. Su crecimiento y desarrollo poseen una clara correlación con el bienestar de todos los sectores vinculados con el campo.
Riesgos
En relación a ello, si hablamos de riesgos externos, podemos enumerar algunos como los económicos, políticos, biológicos, comerciales y climáticos. Ellos pueden resultar determinantes a la hora de tener o no una campaña exitosa.
“Hoy por hoy, nuestro campo atraviesa una difícil situación como consecuencia de las inclemencias climáticas. Se convierte en un riesgo cada vez más complejo determinado por la acción del hombre sobre el medio ambiente y su impacto en el sector agrícola es contundente.
Algunos casos concretos de riesgos catastróficos a los que se encuentran expuestos los cultivos podemos verlos en esta campaña que finaliza. Esta estuvo atravesada por una importante sequía que afectó la siembra y el rendimiento de los cultivos de cosecha gruesa, en mayor medida.
Coberturas
Estos eventos de alto impacto económico pusieron nuevamente sobre la mesa la necesidad, tanto para entes privados como públicos, de encontrar una herramienta que permita a los productores agropecuarios controlar sus pérdidas y darle estabilidad en el mediano plazo a su negocio.
Es importante remarcar que los riesgos agropecuarios tradicionales cuentan con coberturas básicas desde hace décadas. Se enfocan principalmente en riesgos “discretos”, como son granizo, viento y helada. La superficie asegurada creció notablemente a lo largo de los años, pero los productos asociados no tuvieron gran desarrollo técnico. Básicamente, su diferenciación se basa en el precio.
A la hora de buscar soluciones para riesgos “sistémicos”, como son la sequía o la inundación, nos encontramos con una variedad muy limitada de productos y de operadores que los ofrezcan. Este segmento era habitualmente dominado por las famosas coberturas “multirriesgo”, las cuales tienen como primer limitante que el área a cubrir deban ser grandes extensiones de tierra con altas tasas y procesos complejos para la cobertura del riesgo. Esta situación hace que el producto sea inaccesible para los productores pequeños y medianos, que finalmente son los más sensibles a la hora de asumir un riesgo no transferido.
Seguros paramétricos
Una nueva alternativa, que viene a cubrir este bache, viene de la mano de la tecnología satelital y la podremos identificar como seguros índices o paramétricos. Esta metodología ya es utilizada frecuentemente en el extranjero y proporciona una solución eficiente frente a las exposiciones climáticas catastróficas como son la sequía o la inundación. Así, constituye una importante herramienta de transferencia de riesgos que permite estabilizar los resultados en el mediano y largo plazo.
En los últimos años, en la Argentina se diseñaron proyectos y pruebas piloto de este tipo de coberturas que solo abarcaban algunos departamentos y cultivos específicos. No tuvieron la continuidad necesaria en el tiempo como para poder medir los resultados y hacer la experiencia necesaria para poder perfeccionarla.
Déficit hídrico
Para esta campaña agrícola 2020/2021 que ya está culminando, salió al mercado una interesante cobertura paramétrica disponible para los cultivos de maíz y soja. Con ella se cubre la variación extrema del régimen hídrico (déficit) que afecta a la producción agrícola.
La ocurrencia de eventos de déficit hídrico va a estar definida según el valor tomado por la anomalía del índice de sequía (TVDI) calculado y publicado por el Instituto de Altos Estudios Espaciales “Mario Gulich” (IG) de la Comisión Nacional de Actividad Espacial (CONAE). Para la configuración del siniestro, la anomalía debe superar el umbral establecido en las condiciones de póliza durante tres mediciones consecutivas.
Costo
El costo de este tipo de coberturas es sustancialmente menor al de las coberturas tradicionales. Por lo tanto, lo hace muy atractivo para el productor agrícola, el cual tiene un rendimiento cada vez más estrecho y para quien pensar en incrementar la participación del gasto en seguros es casi imposible. Lo que fundamenta esta baja en el costo es su mayor nivel de agregación, tomando el resultado del partido y el uso de la tecnología satelital que nos permite eliminar:
• Inspecciones a campo en la etapa previa a la contratación.
• Verificar el estado fenológico durante el período de cobertura.
• Presenciar los lotes para determinar los daños ocasionados por los eventos antes mencionados.
• Disminución del riesgo moral y/o selección adversa, comportamientos que tienen un impacto directo en el costo del seguro que termina disminuyendo notablemente la tasa de riesgo.
Este tipo de coberturas pueden ser tomadas no solo por los productores agropecuarios sino también por otros sectores que están directamente relacionados con el campo y que deseen resguardar sus carteras de crédito frente a una catástrofe local/regional. En este punto, podemos imaginarnos el impacto que puede generar para una agronomía, un banco o una cooperativa el hecho de que sus cuentas a cobrar se encuentren a resguardo de un evento de impacto catastrófico.
Nota escrita por Sergio Scebba, gerente de Riesgos Agropecuarios de Willis Towers Watson.
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