En su último boletín, la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART) realizó un análisis sobre, por un lado, lo ocurrido con el sistema de riesgos del trabajo desde el comienzo de la pandemia y, por el otro, cómo se llevó adelante la reingeniería para sumar la atención de los pacientes con COVID-19.
“En el marco de shock e incertidumbre que impuso la pandemia, las aseguradoras de riesgos del trabajo (ART) comenzaron un veloz giro a modalidades de trabajo remoto, rearmado logístico y métodos de atención virtuales para responder a los 900 mil empleadores y a los 9 millones de trabajadores bajo cobertura. Activas las 24 horas, los siete días de la semana, las ART y su enorme red de profesionales, técnicos, empleados y proveedores de servicios de salud y de traslados, entre muchos otros, continuaron con sus servicios a pesar de las dificultades, primero, del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) y, después, del Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO) cuando los contagios disminuyeron en el interior del país”, resaltaron desde la UART.
Nuevas contrataciones
El Decreto N° 367 del pasado 14 de abril, que determinó al COVID-19 como enfermedad laboral no listada, así como también una cobertura especial para los trabajadores de salud y los trabajadores esenciales, colocó al sistema ante el desafío de configurar una nueva arquitectura para atender una patología nueva. Asimismo, demandó trabajar con especialistas de diferentes materias a los habituales.
En lo que respecta a especialistas en epidemiología, infecciones y médicos clínicos, “hubo que reforzar nuestra dotación con nuevas contrataciones. Esto como consecuencia de que la mayor parte del trabajo de atención médica de las ART se caracterizó por casos traumatológicos no infecciosos. También hubo que capacitar a todo el personal en la nueva patología y en los nuevos protocolos, que también hubo que desarrollar. Además, fue necesario disponer de espacios específicos en tiempo récord que permitan el tratamiento en aislamiento. A los módulos ad hoc en sanatorios y clínicas, hubo que sumar hoteles para la atención de casos leves hasta su negativización. Esta cobertura de COVID está financiada por el fondo que el sistema acumuló a lo largo de casi 24 años para la cobertura de enfermedades profesionales no listadas; fondo que seguramente resultará insuficiente y será necesario redondear”, se advirtió en el boletín.
Por otro lado, entre abril y agosto pasados, las ART realizaron 6.375.660 asesoramientos a las empresas aseguradas por ventanilla electrónica. También 4.945.607 asesoramientos virtuales, 188.350 videoconferencias y asesoramientos telefónicos gratuitos, y 79.867 capacitaciones virtuales. A la vez, entregaron 313 materiales didácticos e instructivos. En total, las aseguradoras brindaron más de 11 millones de prestaciones virtuales a empresas clientes.
Siniestralidad laboral
Cuando el aislamiento fue estricto durante las primeras semanas, los accidentes bajaron producto del home office, la disminución de los traslados y el cierre de la actividad laboral. Como contracara, la UART señaló que “durante ese mismo período, y por las mismas razones, se prolongaron las incapacidades laborales temporarias, se demoraron las homologaciones presenciales y, por la feria judicial, se aplazaron las resoluciones de causas o pagos, que siguieron sumando intereses a las indemnizaciones y resultaron más elevados que los rendimientos de las inversiones”.
Pasado el período inicial, “comenzaron a manifestarse diferentes realidades en distintas zonas del país. No fue lo mismo el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) que el resto del territorio nacional, donde se pasó de ASPO a DISPO y la actividad fue desarrollándose casi de manera plena. Allí, la baja circunstancial de accidentes comenzó a revertirse. Al día de hoy, con gran parte del país en actividad y con cada vez mayor apertura, la suma de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales COVID-19 y no COVID-19 fue en agosto de 2020 un 57% superior respecto de agosto de 2019”, precisó la cámara.
Mayor litigiosidad
De la mano del DISPO, en tanto, se observó un incremento de la cantidad de juicios ingresados. Julio de 2020 en relación con julio de 2019 marcó un avance del 14%.
“En este ámbito, el de la Justicia, se agrega el serio agravante que produce la demora en la constitución de los cuerpos médicos forenses en el ámbito judicial previsto en la Ley N° 27.348, cuestión pendiente desde hace más de tres años. La actual operatoria pericial, discrecional y con el incentivo perverso de devengar honorarios en función del daño determinado, sigue impactando negativamente. A la vez, se suman tasas de actualización imposibles de solventar con las inversiones disponibles. Este conjunto de factores implica que se podría septuplicar el pasivo judicial contingente”, advirtieron las aseguradoras de riesgos del trabajo.
Dificultades
“El resto del panorama que enfrentan las ART se complica por causas anteriores a la pandemia y que en este contexto se agravan. Alícuotas insuficientes e inversiones con un valor de mercado que difiere del valor técnico al que están registradas en los balances generan una pérdida técnica que, de mínima, alcanzaría el 44%, sin resultados financieros que compensen. La evolución de la actividad, el empleo y los salarios son otras variables que inciden en forma directa en los ingresos de las ART. Si cualquiera de esas tres variables cae, tal como pasó en estos meses de pandemia, con ello disminuyen los ingresos de las ART”, concluyeron desde la UART.
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