Tensiones en el mercado cambiario

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El menor ritmo de actividad económica y la profundización del desequilibrio en el sector externo son rasgos salientes de la coyuntura. El déficit del comercio exterior alcanzó un récord de 8.500 millones de dólares durante 2017 y el escenario, lejos de mostrar signos de cambio, acusa una clara profundización a lo largo del año pasado, de forma que se presenta un panorama preocupante para 2018. El mercado cambiario refleja esta situación. Aunque el nivel de reservas internacionales es hoy más que suficiente para lograr rápidamente en el corto plazo revertir cualquier tipo de presión compradora, se sabe que el sector externo se apoya exclusivamente en el endeudamiento de forma que, de registrarse en los mercados un debilitamiento de la confianza, podría ingresarse en un plazo breve en un escenario de escases de divisas.
De allí el nerviosismo de los operadores y la volatilidad que muestran las cotizaciones.

El problema es que se está transitando un severo déficit externo en un contexto de debilitamiento de la actividad productiva. El gobierno, para anticiparse a una caída de la actividad, decidió modificar la política monetaria poniendo en marcha una reducción de las tasas de interés. Ese fue el motivo de la conferencia de prensa de fines de diciembre y la modificación de la pauta de inflación para 2018. Pero la baja de las tasas en el actual contexto genera presiones inflacionarias y tensión en el mercado cambiario. De esa forma, el gobierno enfrenta una encerrona. Si no baja las tasas, se le cae el nivel de actividad y, si las baja, se le escapan la inflación y el dólar afectando el poder de compra en el mercado interno.