Producto del COVID-19, asistimos a un acontecimiento único e inédito sin antecedentes en dimensión y consecuencias. Fue sorpresivo por su aparición súbita y su propagación, pero no inimaginable para quienes tienen la responsabilidad de la salud pública de la población.
Transformaciones
La irrupción de la tecnología en el mundo del trabajo con sus efectos y consecuencias no es un tema novedoso y original. Lo singular es su ocurrencia. Sin duda, va a dar lugar a profundas transformaciones en las estructuras y en las relaciones, tal como ocurrió siempre en todas las crisis humanitarias.
Cuando hablamos del trabajo, las transformaciones que producen las tecnologías de la comunicación y de la información no son nuevas. La llamada cuarta revolución industrial profundizó los estudios, los análisis y las profecías.
Implementación
Asistimos al debate sobre la implementación masiva del teletrabajo con los beneficios y/o perjuicios de su empleo. Hablar sobre su futuro es un ejercicio intelectual prospectivo.
El teletrabajo es una forma de empleo en la que el trabajo se diseña, organiza y realiza en el domicilio del empleado o en lugares fuera del establecimiento del empleador. Posee características a tener en cuenta.
Se recomienda instrumentarlo en puestos que no requieran contactos cara a cara en lo cotidiano y en donde la definición de cargos sea por objetivos y no necesiten supervisión directa presencial.
Teletrabajador
¿Qué competencias debe poseer el teletrabajador? Autodisciplina para trabajar sin necesidad de supervisión directa, buen manejo de tecnologías de comunicación e información, capacidad de administración del tiempo, capacidad para trabajar por objetivos y aptitud para trabajar con equipos virtuales.
Para el teletrabajador, la infraestructura para realizar las tareas con eficiencia debe contar con computadora, conexión eficiente y segura, espacio físico propio y adecuado y espacio familiar vivible. Entre las ventajas se destacan: conciliar el ámbito laboral con el familiar, reducir gastos de transporte y vestimenta, reducir el stress, mejorar la alimentación y posibilitar trabajo a las embarazadas, padres con hijos pequeños y personas con capacidades diferentes. Entre las desventajas se reconocen el aislamiento, la pérdida del sentido de pertenencia, la probable reducción de oportunidades de crecimiento, la posibilidad de adicción al trabajo, los trastornos músculo-esqueléticos y las dificultades en la visión.
Limitaciones
Parece haber sido la mejor solución ante la emergencia con un efecto bidireccional pocas veces visto: el empleador pudo cumplir sus compromisos laborales y el empleado pudo ofrecer su trabajo, pero…
El trabajador no se encuentra en la mayoría de los casos en un hábitat adecuado. No tiene espacio propio (ajeno a la vida familiar), mobiliario recomendado o instalación de Internet con plena conexión y probablemente trabaja con PC propia sin la actualización necesaria. No reúne las características que debe reunir un teletrabajador competente. No existió selección profesional ni capacitación pertinente. Se desconoce si las personas que los conducen poseen especificaciones personales, conocimientos, habilidades y motivación necesaria para llevar a cabo el cumplimiento de las actividades laborales.
Los puestos no fueron diseñados para el trabajo a distancia, incumplen los principios básicos de dirección por objetivos y muchas veces no tienen dimensiones de “tiempo y ocurrencia” programadas y estandarizadas.
Nueva convivencia laboral
Entonces no nos encontramos teletrabajando, sino que “nos mandaron a trabajar desde la casa”. No existe una “nueva normalidad” del trabajo. Existe una extraordinaria modificación en la forma de trabajar acaecida por un acontecimiento inédito, diferente, inimitable y sorpresivo. Un cambio que ya era una tendencia, pero el suceso pandémico aceleró. El teletrabajo ya estaba instalado. Ahora se profundizó y vino para quedarse.
La irreversibilidad del proceso producirá una nueva convivencia laboral entre los dueños de los medios de producción y la fuerza del trabajo. Esto provocará mutaciones culturales en las organizaciones. Para algunas empresas, la pandemia fue un catalizador de transformaciones y, para otras, la no adopción del teletrabajo y de la asistencia remota las pone en riesgo de caer en un aislamiento definitivo. Los empresarios requerirán de una puesta a prueba constante y de capacidad de adaptación para contar con una estrategia flexible orientada a satisfacer las necesidades de sus clientes.
Como dijo el escritor y filósofo estadounidense Eric Hoffer: “En los tiempos de cambio, quienes están abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para el mundo que ya no existe”.
Nota escrita por Juan Carlos Ayala, licenciado en Administración, doctor en Ciencias Económicas y director del Area de Administración de RRHH en el Centro de Desarrollo Gerencial de GEO Estudio y Opinión.
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