Sin financiamiento, se dificulta la fase 2

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Horacio Lachman, director de Todo Riesgo.

La columna de Horacio Lachman

 

La tendencia declinante del dólar y las expectativas de una tasa de inflación inferior al 4% en julio son el resultado concreto de la fase 2 del programa económico, bien llamado de “recrudecimiento monetario”.

El interrogante que se abre para un gran número de analistas es el costo de la nueva estrategia y, sobre todo, su sostenibilidad, hasta el punto de que son muchos los que afirman que el éxito, o incluso la elemental posibilidad de extender su aplicación, depende de un nuevo acuerdo con el FMI que incluya abundante plata fresca. De hecho, las autoridades económicas parecen ser conscientes de estas severas limitantes. Por eso se apresuran a afirmar reiteradamente que van a pagar los fuertes vencimientos de bonos de comienzos de 2025 y para eso depositaron los intereses que deberán pagarse en esa fecha y se aprestan a buscar plata en el mercado para fortalecer el debilitado nivel de reservas.

Financiamiento

Cerrado el mercado financiero global (las altas tasas de riesgo país lo bloquean), sólo quedan los repos, que es como se llama a una suerte de préstamo prendario que, en el caso argentino, se basarían en las reservas de oro.

Para agilizar la obtención de esta fuente de financiamiento, el Presidente Javier Milei habló concretamente de los “repos”. Y si hacían falta más señales ya hubo dos embarques de u$s 500 millones del metal precioso rumbo a Londres, mercado donde se facilita la operación.

Naturalmente esa decisión inédita fue adoptada en forma culposa. No se informó, sino que fue descubierta y revelada por la organización gremial de los bancarios y, cuando el tema trascendió, el Ministro Caputo dijo que el objetivo es poder sacarle utilidad a esas reservas.

Problemas políticos

Si bien hay un diálogo intenso con las autoridades del FMI y del Banco Mundial, estas entidades y algunas otras también consultadas no dan señales de estar dispuestas a otorgar nuevos créditos. El problema es que hasta el 1° de enero, por lo menos, el poder continua en manos de los demócratas y nuestro gobierno no se cansa de participar en la campaña electoral en el país del norte a favor de los republicanos. Además, ya no hay clara ventaja de Trump para los próximos comicios, mientras se desarrolla un enfrentamiento con la nueva candidata demócrata Kamala Harris que parece aun más virulento que con Biden.

Pero los argumentos para negar financiamiento no son sólo políticos. El gobierno argentino da fuertes señales de identificación ideológica con el pensamiento ortodoxo y proempresario que prevalece en occidente, pero lleva adelante una estrategia que es cuestionada con el único objetivo de bajar la inflación.

De alguna forma, una actitud parecida toma el empresariado rural, como se demostró en el acto de la exposición rural. Si bien mostró una muy fuerte identificación con los objetivos estratégicos del gobierno, con toda la elegancia del mundo Nicolá Pino, titular de la Sociedad Rural Argentina, confirmó que no hay condiciones para liquidar en forma acelerada la cosecha y lo justificó, sin timidez alguna, en la necesidad del campo de administrar sus recursos como cualquier sector de la economía. Se estima que lo retenido supera incluso los u$s 10.000 millones, que es lo que se está pidiendo al FMI.

 

 

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