Luego de tres campañas caracterizadas por La Niña, la campaña 23-24 empezó con muy buenas expectativas bajo un pronóstico climático favorable marcado por El Niño. La producción (hectáreas sembradas y rinde) se define principalmente por las lluvias en dos etapas: durante la ventana de siembra y la definición de rendimiento del cultivo.
Las lluvias son claves para el inicio de las siembras y para el comienzo de la campaña de seguros. A nivel de seguros, en la campaña 23-24 hubo varios factores que determinaron que la contratación se retrasara (tanto la campaña fina como la gruesa) y se concentrara en un período más corto que el promedio de las campañas.
Causas del retraso en la contratación de seguros
Oferta de seguros tardía y limitante para heladas (coberturas y costos)
Las compañías venían de una campaña 22-23 de alta siniestralidad, marcada principalmente por las heladas, que las llevó a cerrar más tardíamente sus contratos con los reaseguros, generando oferta de seguros más tarde con limitantes en adicionales de helada (cobertura muy buscada en esta campaña). Algunas compañías dejaron de tener la opción de heladas por área; otras, menores cupos para el adicional de heladas general de lote; y otras, con limitantes de montos asegurados por hectárea.
En esta campaña 23-24 el adicional de heladas completó su cupo en la mayoría de las compañías antes de que venciera la fecha límite para contratar la cobertura. Dada la siniestralidad de heladas de la campaña 22-23, hubo alta demanda por parte del productor, incluso en zonas donde históricamente no era tan habitual dicha contratación. Este escenario hizo que los premios de helada aumentaran y que productores agropecuarios cerraran sus seguros con compañías con las que quizás no estaban acostumbrados a trabajar, pero que tenían la oferta de cobertura que se buscaba.
Lluvias en fina
Las lluvias no acompañaron a los cultivos de fina como se esperaba, llevando a que se sembraran menos hectáreas en algunas zonas. Después de la experiencia 22-23, el productor no se animó a sembrar sin humedad en el suelo.
Lluvias en gruesa
El retraso de las lluvias hizo que se sembraran menos hectáreas de trigo, girasol, maíz temprano por falta de agua en el perfil, pasando a maíz tardíos y soja.
Contexto para la soja
Mejoró la competitividad de la soja versus otros cultivos.
Contexto político
Se sembró una parte importante con un gobierno y se va a cosechar con otro. La incertidumbre de las elecciones, sumado a la falta de agua, retrasaron las cotizaciones y la decisión de toma de seguro.
Premios más altos
Las cotizaciones se presentaron con premios más altos, dada la siniestralidad de la campaña anterior.
Disparidad de cotizaciones entre compañías
Según los resultados de siniestralidad de la campaña 22-23, hubo compañías que pudieron cerrar contratos de reaseguro con condiciones más favorables y ser más competitivas en tasas que otras debido a que tenían su mayor producción en zonas que no suelen tomar cobertura de helada y, por ende, tuvieron mejor performance en la campaña 22-23.
Limitantes de cobertura de adicionales de vientos, helada para gruesa
Las compañías tuvieron menos cupos para estos adicionales.
Campaña 23-24: conclusiones
En esta campaña 23-24, la mayor parte de las contrataciones de los seguros de agro se hizo más tarde, concentrada en un período más corto que el promedio de las campañas ya que el Niño se hizo esperar para las siembras, sumado a la incertidumbre de las elecciones y el cambio de gobierno.
Estos tiempos más cortos fueron un desafío, tanto para las compañías de seguros como para los brokers. La gestión de seguros se concentró en dos meses para contactar al cliente, cotizar, negociar, confirmar, pedir la georreferenciación de lotes, la emisión, etc. Se volvieron de suma importancia los mecanismos de controles y eficiencias para evitar futuros errores o diferencias que pudiesen afectar los siniestros.
El contexto político-económico sumó una condición comercial particular a esta campaña que, junto con la concentración de la gestión de seguros, sumó operaciones que se cerraron en dólares y de contado al tipo de cambio oficial previo a la devaluación. Así, el cultivo quedó asegurado en dólares y, en caso de un siniestro, se indemnizará al tipo de cambio del día anterior al pago del siniestro.
Clima
Climáticamente, hasta ahora, esta campaña 23-24 no estuvo marcada por heladas. No hubo heladas tardías importantes que generaran grandes siniestros, es decir, superiores a los de años promedios. Sin embargo, al venir de varios años “Niña”, no teníamos tan presentes los años “Niño” con sus tormentas de verano y, como en muchas campañas, las fiestas de fin de año estaban acompañadas de tormentas y siniestros. Esta campaña se sumaron siniestros importantes de granizo que empezaron el fin de semana de Navidad (sobre todo en la zona del sudeste de la provincia de Buenos y Aires) y continuaron durante los primeros veinte días de enero en varias zonas de Buenos Aires, San Luis y Córdoba.
Se trató de siniestros que, por su fechas, coincidieron con cosecha de trigo/cebada y siembra de gruesa soja/maíces tardíos, con el consiguiente apremio por cosechar y resembrar. Se generaron daños importantes para la fina (trigo/cebada), ya que no tienen ninguna capacidad de recuperación, los daños son directos sobre el cultivo y daños claves sobre cultivos de verano, todavía en la ventana de resiembra, con el logro del cultivo y su densidad como factor determinante para su futuro.
Muestras
Tuvimos unas fiestas de fin de año rodeados de urgencias. Ante la ocurrencia de siniestros, en primera instancia, la solución fue dejar muestras, lo cual no es tan aceptado por muchos productores porque complican las tareas de cosecha y futuras resiembras, aunque permite denunciar el siniestro y seguir con la cosecha. En la balanza, es más importante poder continuar con la cosecha o la resiembra (sobre todo si estamos justos con las fechas de la ventana de siembra) que dejar muestras. Sin embargo, hay que destacar que esas muestras son claves: sin ellas no se pueden evaluar los daños y las compañías no pueden liquidar los siniestros. Con la cantidad de siniestros que hubo en esta campaña, las compañías presentaron retrasos importantes en las inspecciones, con todos los reclamos que eso implica.
Por otra parte, al superponerse las confirmaciones con las emisiones de la gruesa y los siniestros, tampoco ayudaron para acelerar inspecciones.
En nuestro caso, en la campaña pasada (con las heladas que se profundizaron con la seca) los “golpes de dolor” o diferencias/reclamos fueron sobre porcentaje de daño (si correspondía a helada o a seca). En esta campaña los reclamos que estamos trabajando (y seguramente llegarán a buen puerto) estuvieron centrados en la forma de dejar muestras. Ante esto, hay que destacar la importancia de que las muestras sean representativas del daño, sobre todo en lotes más grandes y heterogéneos en cuanto al rendimiento del cultivo. Cuanto más muestras se dejen, más representativo es el daño de granizo, aunque la toma de más muestras complica el manejo de la cosecha y futura resiembra (trigo/soja2).
Prolongación de plazos
Con una parte de la campaña 23-24 de seguros ya transitada y otra que aún resta por definir, podemos decir que empezó más tarde y más concentrada que lo habitual, con bastante siniestralidad de granizo durante fines de diciembre/principios de enero, un “cuello de botella” en las inspecciones, una siniestralidad de las compañías muy mala en fina y en gruesa aún por evaluar. Es probable que esta situación lleve nuevamente a prolongar los plazos para que las compañías cierren sus contratos de reaseguros y aumenten las tasas en la próxima campaña.
Hoy estamos cerrando estas líneas con un fin de semana teñido nuevamente por siniestros con daños importantes en la zona de Bolívar, Sur de Santa Fe y Córdoba.
Columna escrita por Juana Capdepont, gerente de Agro de DDN Broker de Seguros.
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