El Banco Central de la República Argentina (BCRA) decidió dar otro empujón alcista a la tasa de interés en la licitación de Letras llevándola al 25,5% anual para el plazo mínimo de 35 días. De esa forma, en medio de la aceleración inflacionaria que se vive en este primer semestre del año, la tasa aumentó otro 1,25% en el último mes, aplicando así su estrategia de intentar frenar los precios con constantes subas de tasas.
Más allá de la discutida eficacia de este mecanismo para contener el alza de los precios, la magnitud del endeudamiento que el Banco Central está acumulando por esta vía es causa de creciente preocupación entre los economistas. Los medios económicos vienen abordando el tema con frecuencia en las últimas semanas y en general se coincide en la creciente vulnerabilidad que se está generando en la economía.
En la última licitación vencían 470 mil millones de pesos, o sea el equivalente al 60% de la base monetaria, lo que da una idea de la medida en que en cada licitación se dejó en juego la inflación y el mercado cambiario, poniendo al país en peligro de una incontrolable corrida.
El problema ya estaba planteado durante el gobierno anterior y el propio presidente del BCRA, Adolfo Sturzenegger, había señalado entonces su peligrosidad. Pero el stock de letras y pases del Central, que alcanzaba a 300 millones de pesos en diciembre de 2015, supera ahora los 900 mil millones y se proyecta para fin de año arriba de los 1.200 mil millones.
Los intereses que pagan estas operaciones superarán los 200 mil millones de pesos este año, lo que implica necesidades de emisión por este concepto entre el 2% y el 3% del PBI. De esa forma, el instrumento de contracción monetaria se torna expansivo a menos que se practique una emisión de deuda que crezca en forma exponencial. Esa absorción a altas tasas frena la actividad económica, atrasa el tipo de cambio, e implica un endeudamiento público desproporcionado cuyos intereses retroalimentan la inflación.