El Banco Central no autoriza pagos de reaseguros

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Columna escrita por Guillermo Pastore, Chairman de Special Division Reinsurance Brokers.

Se elaboró un cóctel explosivo con ribetes muy peligrosos e imprevisibles entre, por un lado, un contexto mundial generalizado de falta de capacidad de reaseguro y búsqueda de predictibilidad en las coberturas que el mercado ofrecerá y, por el otro, un estreñimiento en los pagos de las primas de nuestro país al exterior. En la primera semana de noviembre, fuentes del sector informaron que el Banco Central no estaba autorizando a las aseguradoras efectuar los pagos al exterior por reaseguros.

La decisión de no pagar las primas puede constituirse en una verdadera hecatombe para la frágil solvencia del sistema asegurador, que en junio de este año evidenció los peores resultados en los últimos 17 años con 112 de 188 aseguradoras con pérdidas, de las cuales las financieras ascendieron a 230 mil millones de pesos.

La solvencia de una aseguradora se constituye en su capital, del cual su contrapartida son las inversiones y el reaseguro. Las diferentes administraciones indujeron a la compra de títulos de deudas del Estado. Aun con las pérdidas comentadas, esto involucra a un gran grupo de operadores que justiprecian los títulos a valor técnico, que difiere del que el mercado ofrecería ante una necesidad de liquidez por pago de siniestros de envergadura.

Respaldo

El reaseguro es el verdadero respaldo de una entidad. Garantiza la vida, el trabajo, las propiedades y las actividades de privados y del Estado. Por ejemplo, YPF ya tuvo un siniestro de más de mil millones de dólares, que estaba reasegurado. Para que Aerolíneas Argentinas pueda volar necesita un reaseguro. Como ejemplo, una póliza de todo riesgo-casco cubre aproximadamente unos 1.750 millones de dólares como tope anual. Existieron indemnizaciones multimillonarias provenientes del exterior por devastadores incendios, enormes granizadas, cúmulo de lesiones y muertes en accidentes, incumplimiento de contratos, etc. Sin reaseguro es evidente que una entidad local no podría brindar cobertura en riesgos de envergadura o amparar un cúmulo de siniestros que supere una frecuencia habitual.

El problema de reservas que ostenta el Banco Central no se vincula con la nimia salida de divisas para garantizar los aviones, las centrales de energía, la cobertura de cosechas, la protección a trabajadores, la actividad de toda nuestra economía. En la flota mercante nacional, que llegó a tener 113 buques, varios de ellos presentaron papeles para dar de baja el pabellón argentino en sus mástiles y salir de la jurisdicción local debido a la limitación de divisas para pagar seguros en el exterior.

Endurecimiento

A partir de la pandemia, la guerra y la crisis económica, el mundo experimenta una restricción de oferta de capacidad y, a su vez, de aumento en la demanda exacerbado por el cambio climático, el incremento de la siniestralidad a causa de la acción del hombre, modificaciones en los rendimientos financieros, costos del capital, inflación mundial, etc.

Lo enunciado significa un importante endurecimiento del mercado, que se traduce en aumentos sustanciales de precios, falta de capacidad para colocar los excedentes de retención de las cedentes y modificaciones de estructuras, condiciones y exclusiones. En octubre último, en el encuentro de Baden-Baden (Alemania), donde se definen las condiciones de las renovaciones de enero para las cedentes europeas y las retrocesiones que afectan la capacidad de gran parte del mundo, prácticamente no surgieron cotizaciones ni cierres de programas, lo que genera pronósticos desalentadores para las renovaciones.

Dificultades

El impacto combinado de las crisis económicas y geopolíticas está provocando niveles de complejidad sin precedentes en aseguradoras y reaseguradoras. La elevada inflación está teniendo un profundo efecto sobre la siniestralidad en muchos segmentos operativos. También contribuyen en la ecuación el cambio cibernético y climático y las secuelas de la pandemia de coronavirus, que todavía son perceptibles.

Es imprescindible evaluar con precisión los riesgos cambiantes. Por ende, se están ajustando todas las condiciones. Las ofertas de capacidad se otorgarán donde la rentabilidad ostente un margen aceptable y a territorios predecibles en sus pagos e información suministrada.

Catástrofes

Fitch constata que varios grupos se están retirando de la cobertura de riesgo climático tras varios años de pérdidas superiores a la media y limitada disponibilidad de capacidad de retrocesión. En agro, América del Sur tuvo este año muy serias dificultades para colocar los programas de granizo y multirriesgo. En la próxima campaña espera restricciones incluso más fuertes de capacidad.

Los modelos tradicionales de catástrofes naturales están siendo objeto de un nuevo escrutinio debido al incremento de la frecuencia de eventos, para los cuales los científicos todavía no tienen respuestas definitivas. Los peligros “secundarios” son cada vez más prominentes. Por ejemplo, la industria se dio cuenta de que las pérdidas vinculadas con la pandemia podrían estar más influenciadas por la intervención del Gobierno que por los riesgos biométricos.

Columna escrita por Guillermo Pastore, Chairman de Special Division Reinsurance Brokers.

 

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