No cede el alto ritmo de inflación

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Las consultoras privadas ya anticiparon sus pronósticos de que en marzo los precios nuevamente se apartarían mucho de las metas de inflación que fijó el gobierno. El incremento, aunque quizás no llegue al 2,5% de febrero, superaría el 2%. Tampoco para abril se espera una baja significativa. Debe tenerse en cuenta que, para acomodarse a las metas oficiales, el aumento de los precios mensuales debería ser del 1,3% -equivalente al 17% mensual- y no del 2% mensual, que es equivalente al 27% de inflación anual.

En cuanto al nivel de actividad económica, las cifras oficiales del cuarto trimestre marcaron una nueva disminución del desempleo, que del 9,3% en el segundo semestre habría bajado al 8,5% en el tercero para ubicarse en el 7,6% en el cuarto trimestre del año. La caída del desempleo entre el cuarto y el tercer trimestres no fue producto de la creación de fuentes de trabajo. Los números difundidos por el INDEC revelan que en el cuarto trimestre la tasa de actividad, o sea el porcentaje de la población que busca trabajo, disminuyó del 46% de la población al 45,3%. Por ello, aunque el desempleo disminuyó, también la tasa de empleo -el porcentaje de la población empleado- bajó del 42,1% al 41,9%.

Si bien los datos de desempleo del primer semestre no son brindados por el INDEC -que cuestiona las estadísticas recibidas-, es obvio que el 9,3% del desempleo observado a mediados de año -reflejando un trimestre muy recesivo con caída vertical de la construcción- marcó un fuerte aumento. A partir de allí, la situación del empleo muestra una leve mejora, cuya tendencia a mediano plazo todavía no está consolidada. El principal impulso proviene de la construcción pública. Se observa en este sentido que los despachos de cemento -indicador clave- luego de una caída durante 2016 del 10,7%, tuvieron en enero pasado un aumento del 1,8% respecto a enero de 2016, pero en febrero mostraron una caída interanual del 0,4%.

Por otra parte, la Unión Industrial Argentina señaló que la recesión no concluyó para el sector.

O sea que, más allá de algunos brotes verdes, se mantiene un escenario caracterizado por una alta inflación y un bajo nivel de actividad económica. El problema es que la dureza del escenario macro no está asociada a la implementación de ajustes estructurales que permitan garantizar una mejora a mediano y largo plazo. Por el contrario, se observan en medio de un grave y creciente atraso cambiario, un aumento del endeudamiento y resultados negativos en el frente externo. Estos desequilibrios plantean la necesidad de un fuerte ajuste en el horizonte, que podría tener nuevos efectos inflacionarios y recesivos.