Las pérdidas económicas mundiales por desastres naturales para el primer semestre del año se estimaron en unos 53 mil millones de dólares, un 56% menos que en el promedio de los últimos 10 años, cuando se situaron en 122 mil millones, y un 39% inferior al promedio de los últimos 17 años, que se situaron en 87 mil millones. En tanto, las pérdidas aseguradas se situarían en 22 mil millones de dólares, un 35% menos que la media de la década (34 mil millones) y un 12% inferior también al promedio de los 17 años de este siglo (25 mil millones).
Según el informe del Impact Forecasting de Aon Benfield difundido por BDS, las tormentas convectivas ocurridas en Estados Unidos fueron el tipo de desastre más costoso en términos económicos (cerca de 26 mil millones de dólares), englobando el 48% del total de daños. Este tipo de siniestro causó también la mayoría de pérdidas aseguradoras (17 mil millones de dólares), representando el 78% de la siniestralidad asumida por el sector.
Steve Bowen, director Impact Forecasting y meteorólogo, puso de relieve que “el impacto financiero de los eventos catastróficos naturales durante los primeros seis meses de este año puede no ser histórico, pero fue suficiente para generar desafíos para los gobiernos y para la industria de los seguros en todo el mundo. Esto se ve especialmente en Estados Unidos, donde el sector se enfrentó al semestre más costoso por daños causados por el clima severo y el granizo”.
Otras catástrofes, como el ciclón Debbie en Australia, las inundaciones en China y Perú, los incendios forestales en Sudáfrica, y una serie de tormentas de viento en Europa, condujeron a un notable coste de daños económicos. “Ahora que entramos en la segunda mitad del año, gran parte de la atención se centrará en si ‘El Niño’ se desarrolla oficialmente. Este evento podría tener una influencia prominente en los patrones climáticos y desastres asociados”, concluyó Bowen.