Latinoamérica y el Caribe es una de las regiones más impactadas por las catástrofes naturales, como terremotos, huracanes, sequías, inundaciones y lluvias intensas. Entre 2020 y 2022 se produjeron 175 desastres naturales en América Latina y el Caribe, según el Informe de Evaluación Global publicado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). Allí también se prevé que la cantidad de desastres llegue a 560 por año (más de un desastre natural por día) para 2030.
Informe
Ante este contexto, y en el marco del Día Mundial de la Prevención de Catástrofes Naturales (13 de octubre), World Economic Forum y Marsh McLennan destacaron nuevamente su Informe Global de Riesgos 2022. En dicho estudio, las empresas latinoamericanas coinciden en que la principal amenaza para sus negocios en los próximos diez años es la ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos.
El costo de estos desastres naturales es realmente impactante. Más de 10 mil vidas en 2021 y pérdidas materiales por valor de 280 mil millones de dólares. Aproximadamente 120 mil millones de ellos (el 43%) fueron cubiertos por seguros y reaseguros, de acuerdo con Guy Carpenter, un líder global de riesgos y reaseguros.
Riesgos medioambientales
Los riesgos relacionados con medioambiente y cambio climático, la E de los principios ESG, son aquellos que tocan directamente a la sostenibilidad de las empresas. Esta se entiende como la capacidad para mantenerse durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medioambiente (RAE). El impacto potencial de los riesgos E incluye no solo los derivados de los desastres naturales, cada vez más intensos. También abarca a todos los asociados a la transición energética y a una conciencia social fortalecida en su compromiso con la protección de los recursos naturales.
“A pesar del creciente interés en gobiernos de todo el mundo por situarlo en la agenda pública, y de las evidencias científicas sobre el impacto de la actividad humana en el cambio climático, la realidad es que los riesgos medioambientales no están siendo identificados ni cuantificados correctamente. Por ello, la capacidad de resiliencia y respuesta antes crisis es, en términos generales, muy limitada”, comentó Gerardo Herrera, líder regional de Consultoría de Riesgos y Riesgos ESG para Marsh Latinoamérica y el Caribe. “El camino hacia la verdadera sostenibilidad no es posible sin un manejo adecuado de los riesgos E”, añadió.
Colaboración
La capacidad de anticipación, prevención, protección y respuesta ante los eventos catastróficos debe ser parte del compromiso con la sostenibilidad global y un objetivo prioritario para gobiernos y el sector privado.
“El pequeño comercio, la gran industria, los gobiernos, las personas: nadie puede hacer frente a estas catástrofes solos. Por eso, la colaboración es más necesaria que nunca. Estamos convencidos de que una distribución apropiada del riesgo entre asegurados, re/aseguradores y Estados es la mejor respuesta a estos riesgos”, señalaron desde Marsh.
Soluciones
Marsh McLennan -una firma líder global en riesgos, estrategia y personas- lleva 40 años promoviendo esta colaboración público-privada y desarrollando herramientas y soluciones capaces de mitigar y gestionar mejor estos riesgos catastróficos y complejos. Estas se mostraron especialmente efectivas para terremotos, inundaciones, huracanes y terrorismo, entre otras.
Todas las soluciones de mitigación facilitan:
– Acceso a capital y coberturas de seguro para empresas y particulares.
– Acceso de las aseguradoras a nuevos esquemas de reaseguro.
– Retorno de inversión, al aportar mayor confianza al mercado de capitales.
– Implantación de mejores medidas de prevención y de entendimiento/modelación del riesgo.
– Respaldo de parte de las pérdidas (de forma más o menos limitada) por los gobiernos.
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