El 6 de junio, un peatón murió al ser atropellado por un taxista en el centro de la Ciudad de Buenos Aires. El 8 de junio, un hombre voló por el aire después de ser atropellado por una moto en pleno centro de San Miguel de Tucumán. Otro peatón (59 años) murió en Villa Urquiza, tras ser atropellado por un automovilista. Son solo algunos de los casos que suceden a diario a lo ancho y largo de nuestro país.
En 2023, al menos 1.300 peatones murieron en la Argentina, el 21% de todos los muertos en el tránsito. Y en ciudades populosas como Buenos Aires llegó a ser, algunos años, más del 40% de todas las víctimas fatales.
Al bajar la velocidad se pueden salvar vidas. A menor velocidad hay menos muertos. Por empezar la de los más vulnerables, los peatones. Proteger a los más vulnerables en el tránsito resulta prioritario para reducir las muertes. Esta es una tendencia mundial dirigida a reducir la mortalidad en el tránsito.
Luchemos por la Vida
Reducir la velocidad salva vidas
Una disminución de la velocidad de 40 km/h a 30 km/h reduce en dos tercios las muertes en el tránsito. Un peatón atropellado a 30 km/h tiene un 90% de posibilidades de sobrevivir, pero esa chance se reduce a un 70%, si es impactado a 40 km/h. Uno de cada diez morirán a 30 km/h, mientras que tres de cada diez morirán a 40 km/h, y ocho de cada diez si el impacto sucede a 60 km/h.
En el mundo, cada día son más las ciudades que disminuyen la mortalidad vial y disfrutan de calles seguras, con límites de velocidad bajos, acompañados con el diseño de infraestructuras y la aplicación efectiva de la ley, transformando los espacios públicos para beneficio de toda la comunidad y protegiendo a los más vulnerables en el tránsito, los peatones y los ciclistas, los niños, los adultos mayores y las personas con discapacidad.
En la Argentina, Luchemos por la Vida promueve esta iniciativa: lograr reducir la velocidad a 30 km/h en calles con el apoyo de familiares de víctimas y ONG del país para disminuir las muertes y generar ciudades más seguras, verdes y habitables. Más de 35 ciudades manifestaron su interés en la propuesta, y muchas avanzaron en la legislación de la reducción de velocidad en sus calles.
La OMS afirma que un aumento de la velocidad promedio de 1 km/h da lugar a un aumento del 3% en el riesgo de sufrir un siniestro y un aumento de entre un 4% y un 5% en la cifra de fallecidos.
Columna elaborada desde Luchemos por la Vida.
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