Los costes de las últimas catástrofes naturales plantean riesgos fiscales para América Latina y el Caribe

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Las pérdidas económicas originadas por las catástrofes naturales en la región se incrementaron paulatinamente en los últimos 50 años debido a los cambios climáticos y al mayor desarrollo económico y a la urbanización, así como también al incremento del valor de las propiedades frente a los riesgos. A medida que el cambio climático y el desarrollo económico continúan, es probable que estos eventos se vuelvan más poderosos y frecuentes en el futuro, afirma Fitch Ratings en un análisis centrado en las últimas catástrofes registradas en América Latina, y que replica BDS.

Según Fitch, las economías que están expuestas a las tormentas de viento y a los terremotos son especialmente vulnerables, al igual que las que dependen de los agronegocios propensos a la sequía, como es el caso de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, o las que tienen concentraciones de alto riesgo económico, como la Zona del Canal de Panamá y las instalaciones turísticas del Caribe, entre otros.

“Las calificaciones se aislaron parcialmente de los desastres naturales porque el período de impacto suele ser más corto que el horizonte previsto de las calificaciones”, matiza el informe. Además, añade, el nivel de calificación ya incorpora un grado de riesgo de catástrofe a través de variables que capturan la resistencia fiscal a las perturbaciones en general, así como a través de los costos heredados de los eventos pasados. Por lo tanto, para la agencia, “la incidencia de las acciones de calificación basadas en desastres es baja”.

Sin embargo, los costos fiscales de las catástrofes pueden ser sustanciales y más difíciles de manejar para los créditos de menor calificación. En el caso de las economías grandes y diversificadas, el aumento del gasto de las administraciones públicas atribuible a la recuperación y la reconstrucción osciló entre el 0,1% y el 0,6%. Los huracanes que azotaron Jamaica y varios países centroamericanos en los últimos años llevaron a incrementos del 5% al 20% de los gastos gubernamentales generales relacionados con desastres.

Financiar reparaciones y reconstrucción

Los gobiernos tendieron a depender de las reservas para imprevistos, subraya la agencia, como son las líneas de crédito y la emisión de bonos para financiar los desembolsos relacionados con las reparaciones y la reconstrucción. Sin embargo, estas opciones dependen del acceso al mercado y de concesiones favorables. En algunos casos, remarcan, fue necesario aumentar los impuestos.

Por todo ello, desde la calificadora se alerta: “Si las catástrofes naturales se vuelven más comunes y costosas, otras técnicas de mitigación de pérdidas tal vez sean prudentes, como el seguro de catástrofes soberanas, las reservas para imprevistos, y el fomento de los seguros del sector privado”.