La columna de Horacio Lachman.
Las estadísticas del INDEC no son perfectas, pero por lo menos nos dan una razonable aproximación a la realidad. No hay economista que lo niegue. Sin embargo, aunque la seriedad del organismo hoy no se discuta, muchos economistas y, especialmente, funcionarios públicos sacan conclusiones que ignoran lo que las cifras oficiales dicen.
Algo que debería quedar en claro, por ejemplo, es que la recesión continuó en el segundo trimestre del año hasta junio a pesar de que ese período contó con el formidable impulso de las mayores cosechas del país. Muchos siguen afirmando que la recesión terminó entre abril y junio y crecen en forma sostenido a partir de allí. Las cifras oficiales revelan que el ritmo de la caída disminuyó, pero la actividad siguió en disminución hasta el último día del período.
Recesión
De enero a noviembre de 2023, con los estímulos electorales de Massa, la actividad cayó 1,4 %. En diciembre, con el shock totalmente sobredimensionado de Caputo, cayó 4,9%. En el primer trimestre de este año la caída promedio fue de casi 0.5 mensual y, en el segundo, los indicadores del Indec muestran que se redujo 0,15 % mensual: junio fue el peor mes del trimestre, con una caída de 0,3 pese al impacto aún muy significativo de las cosechas.
Para el período julio – septiembre no hay datos del estimador del Indec. El problema de este período en curso es que quedaron atrás las cosechas. Las cifras desestacionalizadas podrán ser mejores, pero el trabajo en el campo y los gastos de los que viven en zonas agrarias serán menores.
En realidad, todos los indicadores en 2024 están sostenidos por los productos primarios, con la ventajosa comparación con el año pasado donde se sufrió la brutal sequía. El salto agro explica la reacción del PBI, el superávit del comercio exterior y la recaudación por las retenciones. También aporta al 2024 el florecimiento de Vaca Muerta y proyectos mineros resultante de inversiones preexistentes.
En cambio, las actividades de mayor participación en el PBI y que generan más empleo – la industria, la construcción y el comercio – tuvieron, a comienzos de la gestión, muy fuertes caídas y muy demorada reacción en los meses subsiguientes.
Lo que aumentan día a día son las proyecciones sobre la caída del PBI en 2024. De leve crecimiento estimado a fines del año pasado se pasó a una caída superior al 2 % comenzado el año. Y la última estimación ya se acerca a un descenso del 4 %.
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