Los últimos cálculos sobre el impacto de la sequía indican que podría cobrarse varios puntos del PBI, con una fortísima caída del PBI agropecuario y efectos colaterales importantes en transporte, maquinaria agrícola y agroindustria, entre otros sectores. De allí, la expectativa de crecimiento del PBI en 2023, que ya no era muy significativa, puede transformarse en una caída de uno o dos puntos.
De poco sirve que el índice de actividad industrial de enero, recientemente difundido, muestre una mejora mensual del 0,7% y del 6,3% sobre enero de 2022. También la construcción mostró un aumento mensual importante del 4,3% de la serie desestacionalizada y uno interanual del 2,6%.
La crisis financiera internacional desatada por la caída del Silicon Valley Bank (SVB) agrava la situación por el efecto de la “huída hacia la calidad” del inversor en momentos muy difíciles. Cómo compensación, parece ya confirmada la remesa de 5.200 millones de dólares del FMI y la flexibilización de las metas.
Problemas
El problema es que en el segundo trimestre del año, ya próximo a comenzar, se sentirá un inmenso vacío asociado a la caída de la producción agropecuaria y se verificará una disminución importante en el nivel de actividad económica que condicionará todo el año.
Sin duda, ello impacta sobre la situación fiscal ya que afectará la recaudación, mientras el gasto no se frena. Incluso, los sueldos y las jubilaciones se ajustan por inflación. Obviamente, también impactará sobre las reservas internacionales.
Metas
En tanto, el déficit fiscal y externo hará imposible cumplir con las metas originalmente pactadas con el FMI.
Si bien el reciente canje de bonos en pesos amplió la posibilidad de manejo de la deuda interna, el programa con el FMI depende de la comprensión con que el organismo flexibilice las metas.
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