La columna de Horacio Lachman
La derrota parlamentaria del Gobierno al ser rechazada la ley ómnibus no podía ser inocua. Debe tenerse en cuenta que también el rechazo al Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 sólo se posterga por manejos parlamentarios instrumentados por los presidentes de las cámaras, que no pueden sostenerse mucho tiempo más. El Gobierno se enfrenta al rechazo del Congreso de su programa.
De allí que la estrategia de alianzas que implementó el ministro del Interior Guillermo Francos entró en crisis terminal y el Gobierno -limitado por su pronunciada minoría parlamentaria- está elaborando otra, junto con los halcones del PRO, para sumar fuerzas en una puja contra los gobernadores y el Congreso.
Ahora quedarían afuera, entre quienes se suponían aliados, el peronismo cordobés, las palomas del PRO y buena parte de los parlamentarios radicales y gobernadores de lo que fuera Juntos por el Cambio.
Dolarización
Pero el recambio de la estrategia política no se extiende al terreno económico. Incluso, puede advertirse que el realineamiento tiene como objetivo crear condiciones políticas para que sea posible llevar adelante el programa económico.
Y cada vez está más claro que ese proyecto es, básicamente, la dolarización a través de la combinación de dos reconocidos instrumentos: primero, la “motosierra” para cortar sin piedad ni mayores consideraciones el gasto público; y segundo, la “licuadora” para completar esa tarea allí donde no sea posible el uso de la motosierra y, además, terminar desvalorizando por completo los billetes y depósitos en pesos existentes en la economía.
Hoy no hay política anti-inflacionaria y mucho menos de desarrollo. Es una política de ajuste y licuación de pasivos del Banco Central (BCRA) que apunta a concretar lo antes posible la dolarización. El Gobierno quiere dolarizar para reducir de ahora en más a un mínimo las posibilidades de intervención del Estado en la economía. Sería el requisito para hacer posible la confianza y el juego de las fuerzas del mercado deberán hacer el resto del trabajo. No parece que el mundo se mueva hoy de esa manera. Por lo menos no lo hace Estados Unidos ni Israel, los dos países tomados como modelos por la actual gestión.
Objetivos y tendencias
La tasa de inflación mensual , el nivel de actividad económica y el nivel de vida -más allá de que se difundan algunas proyecciones optimistas- no están en las preocupaciones presentes de las autoridades. Como lo reiteraron desde el Gobierno, sí lo están la licuación de la base monetaria, el aumento de las reservas del BCRA y el equilibrio de las cuentas públicas.
No hay coincidencias entre los especialistas acerca de qué economía y qué sociedad emergerá de la dolarización. No hay experiencias que se aproximen al caso argentino. Pero hasta ese momento no pueden esperarse cambios en las tendencias actuales de muy alta inflación y caída de la actividad económica y del nivel de vida. Este escenario está llamado a perdurar durante un plazo prolongado.
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