La devaluación postelectoral de 22% debe sumarse a la devaluación fiscal selectiva de mediados de julio. Esta última es complicada de calcular, precisamente, por lo selectiva. Sin embargo, está claro que el dólar en la Argentina se encareció bastante más del 35% en las últimas semanas.
Devaluaciones
Como el gobierno venía jurando que no iba a devaluar, avanzó con medidas fiscales antes de los comicios. Pero ya no podían forzarse más los mecanismos fiscales, así que se hizo una devaluación clásica.
Es obvio que estás antipáticas decisiones fueron unas de las principales exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) para proporcionar los dólares que permitan evitar una cesación de pagos antes de la entrega del poder. El Fondo no quiso facilitar gratuitamente la transmisión, dejando todo el esfuerzo para el ajuste externo al próximo gobierno.
Pero lo más importante son los precios. El lunes, la tensión y la remarcación estaban a la orden del día. Habrá que ver el impacto sobre los índices de precios. Ya julio viene con una fuerte aceleración sobre junio. Este mes la inflación trepará más aún. La clave es si podrá bajar en septiembre, teniendo en cuenta que quedaron suspendidas las microdevaluaciones y que la tasa de interés fue llevada a más del 200% anual efectivo para contener la demanda.
Incertidumbre
A fuerza de devaluaciones, el dólar pasó a ser más peligroso de lo que era. Ahora habrá que mirar de cerca la brecha cambiaría y la relación precios y dólar para ver si la devaluación, con incertidumbre política y sin un programa, sirve para algo.
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