En septiembre, la producción industrial cayó un 0,2% y el estimador mensual de actividad económica mostró un descenso del 0,3% en la comparación con agosto, según los índices desestacionalizados del INDEC dados a conocer en estos días. FIEL ya brindó los números de octubre con una declinación mensual de la industria del 0,3%. Todos los datos confirman la previsible tendencia a la desaceleración de la economía en este segundo trimestre del año.
Razones
Las razones son conocidas. En 2021 se registró una recuperación plena frente a la violenta recesión de 2020, producto de la crisis económica iniciada a mediados de 2018 y una pandemia que afectó profundamente a toda la economía internacional. La actividad no tardó mucho en ubicarse por encima de los niveles previos a la crisis de 2018. De esa forma, con el arrastre estadístico recibido de 2021, ya parecía asegurado un crecimiento del PBI en este año del 4%, tal como rezaban el presupuesto y también las principales proyecciones elaboradas.
Pero el empujón del primer semestre era difícil que se mantuviera en el segundo semestre en un contexto económico difícil, que se fue agravando con el correr de los meses. La corrida cambiaria, financiera y política de junio/julio, junto con los recambios de gabinete, dio lugar a la suba en un nuevo y peligroso escalón de la inflación mensual, que pasó de 4-5% promedio a 6-7%. El gigantesco aumento del precio internacional del gas por la guerra y la retención de exportaciones de parte del complejo sojero agudizaron la falta de reservas. Además, en ese contexto de gigantesco aumento del costo del combustible, la reducción de subsidios al consumo fue menor que la proyectada, agudizando la situación fiscal. Ese clima naturalmente sumó incertidumbre y la falta de divisas comenzó a generar problemas de abastecimiento.
Producción
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que los faltantes no llegaron a ser, por lo menos hasta ahora, tan alarmantes. Prueba de ello es que la producción industrial siguió creciendo aun en el contexto de incertidumbre y aun cuando la inflación comenzaba a erosionar la capacidad de compra del consumidor. Para FIEL, en los diez primeros meses del año, la producción industrial fue un 3,8% mayor que en similar período del año anterior. El INDEC, que sólo dio a conocer datos de nueve meses, muestra que el acumulado de la actividad total de diciembre a septiembre de este año fue un 6,2% mayor a la de similar período de 20021.
Es posible que el ingreso de préstamos internacionales, el swap chino que tendrá liquidez y los créditos ya aprobados del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Banco Mundial, unidos a que aún hay más de 3 mil millones de dólares de stocks de soja para exportar, permitirían superar el impacto de la caída de la producción de trigo por la sequía y aguantar hasta marzo/abril cuando comience la cosecha gruesa. De esa forma, la producción no tendría que verse muy resentida por la falta de dólares. Por otra parte, aunque en forma muy desprolija, por cierto, se está devaluando por sectores con tipos de cambio especiales más altos que mejoran el balance cambiario.
Condiciones
Obviamente, solo las definiciones políticas asociados al ascenso del nuevo gobierno de las elecciones de 2023 crearían las condiciones imprescindibles para encarar un shock antiinflacionario y dar un ataque frontal al estrangulamiento externo.
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