La vulnerabilidad de la economía argentina

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La evolución financiera internacional no es favorable para la Argentina, pero está claro que hacía dos años por lo menos que se anticipaban esas tendencias y el país continuó aumentando en forma irresponsable su endeudamiento en divisas. Entre los emergentes, la Argentina es el país más afectado en la actualidad, como admiten las autoridades que reconocen la mayor vulnerabilidad.

Esa mayor vulnerabilidad se asocia a una total desregulación financiera y comercial, mientras se postergaba el ajuste fiscal sin poner límite a la entrada de capitales especulativos sumado al endeudamiento. De esa forma, la entrada de dólares sólo sirvió para financiar la salida de capitales, sin dejar ningún impacto significativo en la inversión y menos aún en el fortalecimiento de la posición financiera.

Se pasó del 53,6% del PBI de endeudamiento en 2015 al 57,3% del PBI en 2017 en medio de un sustancial atraso cambiario que elevaba el PBI en dólares, para saltar al 80% del PBI a mediados de 2018 y posiblemente al 100% del PBI a fin de año.

El crecimiento de los intereses de la deuda pública total puede alcanzar más de 5% del PBI. Indudablemente, el programa económico no ayudó al equilibrio macroeconómico porque descuidó por completo la generación de un superávit de comercio exterior que permitiera afrontar los pagos en divisas. Por el contrario, se generó un abultado déficit comercial y de servicios que comprometieron más la situación.

Pensar que, en este contexto, el programa del FMI es superador al actual es una ficción, porque el programa del organismo sólo apunta a generar excedente fiscales que permitan afrontar la deuda y hoy el pago de intereses del sector publico alcanzaría al 5% del PBI teniendo en cuenta las altísimas tasas de interés en dólares y en pesos que se pagan en el país. En una economía que se achica, ello determina que aún con equilibrio primario, como se pautó con el FMI, para el año próximo la solvencia del país está lejos de ser garantizada ,y por ende, la fuga de capitales, mientras permanezcan abiertas todas las puertas para la salida, no disminuirá.