La recesión llegó para quedarse

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A la caída interanual del 7,5% para noviembre anunciada por el INDEC en la última semana de enero, se agregan algunos datos que confirman que la recesión va a seguir profundizándose.

La información oficial de la reducción de más de 200 mil empleos formales durante 2018 implica un fuerte golpe a la demanda. Los despidos en grandes empresas y en las pymes continuaron el mes pasado.

La temporada turística fue floja, lejos del boom que se esperaba por la devaluación que hizo caer sustancialmente el número de viajeros al exterior e incrementó el turismo extranjero. Es decir que uno de los pocos sectores estimulados por la devaluación no alcanzó a crecer, lo que confirma que los impulsos positivos no llegan a compensar la caída del mercado interno. La información proporcionada por las centrales que agrupan a los comerciantes así lo confirma. Un sector que resulta un buen termómetro como los empresarios teatrales hablan de una merma significativa de ventas, a pesar de la moderación en los incrementos de precio de las entradas.

En cuanto al consumo de la población, en general se vio afectado, en primer lugar, porque los aumentos de precios (especialmente en alimentos) no llegaron a ser compensados, siquiera en términos nominales, por las paritarias que recién en los próximos meses tendrán resultados.

En los últimos días del mes pasado, las metas fiscales llevaron al gobierno a tomar medidas que tendrán, en forma inmediata y hacia adelante, profundos efectos negativos sobre el nivel de actividad. La postergación del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento y la anulación de los subsidios a las inversiones en Vaca Muerta son ejemplos.

Por otra parte, los nuevos y fuertes aumentos tarifarios que se producen este mes merman significativamente la capacidad de compra de la población y la competitividad del sector productivo.

Se confirma que el ajuste encarado por la conducción económica implica que, más allá de una “tormenta”, la Argentina enfrenta un prologado proceso recesivo que continúa avanzando sin perspectivas de solución, mientras la estabilización del dólar, el único logro de que se vanagloria el gobierno, se sostiene con altísimas tasas de interés que ahogan más aún la actividad económica.