La economía ingresó claramente en recesión antes de la crisis cambiaria, ni bien comenzado el segundo trimestre. El estimador mensual de actividad económica que elabora el INDEC ya cayó el 0,6% en abril y profundizó su retroceso interanual al 5,8% en mayo. Por su parte, el Estudio Ferreres estimó que la industria tuvo en junio una caída del 5% interanual.
Estas cifras definen un segundo trimestre fuertemente recesivo que será seguido, según las mismas estimaciones oficiales, por un fuerte retroceso en el tercer y cuarto trimestre con una perspectiva de recuperación recién a partir del segundo trimestre de 2019, ya que se espera una cosecha récord que será comparada con la resultante de la fuerte sequía de este año. De todas formas, el estimado de actividad de mayo no sólo muestra caída en la agricultura, sino también en la industria y poca variación en los demás sectores.
Cabe destacar que el indicador de actividad de mayo ya se encuentra por debajo de los niveles promedio de 2015 y en pronunciada pendiente negativa. En el arranque de 2019, el único impulso provendrá de la cosecha ya que el consumo está condenado a retroceder por el programa de ajuste pautado con el FMI, que además derrumbará los niveles de inversión pública. En tanto, la inversión privada, en un año de elecciones presidenciales y con la elevada capacidad ociosa en la economía, no puede ser significativa.