La actualización anual del “Indice de Riesgo Político” de Coface, publicado en el Barómetro del tercer trimestre de 2020, destacó una doble tendencia. Por un lado, una disminución del riesgo de conflicto a nivel mundial; por el otro, un aumento del riesgo de fragilidad política y social. Esta última se ve exacerbada en los países más expuestos a la pandemia del coronavirus.
“Como en el anterior trimestre, las incertidumbres en torno a las previsiones de este barómetro son muy elevadas. Están principalmente vinculadas a la situación sanitaria mundial: desde el mes de junio, la pandemia se extendió incesantemente. A la espera de una vacuna y/o tratamiento, las empresas y los hogares pospusieron sus gastos y sus proyectos de inversión, tanto por obligación (durante el período de confinamiento) como por precaución”. Así lo explicaron desde la aseguradora especializada en seguros de crédito, gestión de riesgos y economía global.
Caída de los niveles de producción
Coface prevé una tasa de crecimiento global del -4,8% en 2020, seguida de un repunte del 4,4% en 2021. El PBI de la Zona Euro y de Estados Unidos debería mantenerse en 3,5% y 2%, respectivamente, por debajo de los niveles de 2019. En este sentido, en el Barómetro se advirtió que “se necesitarían al menos tres años para volver a los niveles de producción anteriores a la crisis. Asimismo, el repunte del comercio mundial será solo parcial: 3,5% previsto por Coface para 2021, tras un -13% de este año”.
La compañía pronostica que este nivel de actividad económica, claramente inferior al anterior a la crisis, resultará en un aumento de la pobreza, de las desigualdades salariales y, por lo tanto, del descontento social.
Riesgos políticos
La actualización anual del “Indice de Riesgo Político” de Coface evidenció hasta qué punto la pandemia del COVID-19, además de su impacto humano y económico, agrava los riesgos políticos.
A los indicadores tradicionales utilizados para medir estos riesgos, Coface agregó este año un índice de exposición a la pandemia. El mismo calcula el nivel de satisfacción de la opinión pública respecto a la gestión de la crisis sanitaria por parte de las autoridades. Además de ser una causa del aumento del malestar social, el descontento relacionado con la pandemia de COVID-19 podría amplificar el alcance de los movimientos sociales heredados del período pre-COVID como los surgidos, por ejemplo, en Hong Kong, Francia y Chile.
Entre las economías maduras, el mayor grado de insatisfacción de la opinión pública con la gestión de la crisis sanitaria se registra en España, Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
En los países emergentes, Irán y Turquía se encuentran entre los de mayor nivel de riesgo social. Varios países de América Latina (Brasil, México, Perú, Colombia), así como Sudáfrica, presentan un alto riesgo político y social, y una alta exposición a la crisis del COVID-19.
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