Los nuevos indicadores económicos confirman las tendencias recesivas y los desequilibrios macroeconómicos de la economía argentina.
La tasa de desempleo del primer trimestre de este año -antes de la crisis cambiaria que afectó profundamente a la actividad económica- alcanzó de acuerdo a la reciente publicación del INDEC el 9,1%, un nivel prácticamente idéntico al primer trimestre del año pasado. Por otra parte, el fuerte aumento de la participación de monotributistas en las cifras más recientes revela una caída en la calidad del empleo. El único sector que generó empleo de calidad fue la construcción, condenada al retroceso por los compromisos con FMI en materia de obra pública y la paralización de la demanda de vivienda por el aumento del dólar y la caída de los préstamos indexados a raíz de la mayor inflación.
Particularmente grave es el déficit de la balanza comercial de mayo pasado, últimas cifras difundidas por INDEC, que alcanzó -en plena temporada de venta de granos- los 1.285 millones de dólares, el doble que el año pasado. El déficit de los primeros cinco meses supera el 150% de aumento respecto al mismo período del año pasado. El volumen de ventas del país es fuertemente inferior en volumen respecto al año pasado en productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, reflejando la incidencia de la sequía. En tanto, el crecimiento de las manufacturas de origen industrial aumentó un 7,9% en los cinco primeros meses del año, ritmo sustancialmente inferior al 15,7% que se incrementaron las importaciones y en particular las importaciones de bienes de consumo y automotores.