Ideología y herencia

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La “pesada herencia” fue un tema permanente del gobierno anterior, que incluso se mantuvo hasta el último día de su gestión como responsable principal de la crisis actual.

Más aun, el macrismo dejó en claro que no se trataba sólo de la herencia del kirchnerismo, sino que había que remontarse hasta la época de Yrigoyen para encontrar las causas de los problemas actuales. El origen de la crisis argentina estaría en la pérdida del control político de los defensores del modelo primario exportador.

En cambio, desde el peronismo se considera que la problemática actual es responsabilidad fundamental del macrismo, pero tiene sus antecedentes en la política “neoliberal”, es decir, en la política económica de Martínez de Hoz y luego en la de Menem para culminar con la de Macri.

Entonces, los macristas aseguran que durante los últimos cuatro años se construyeron pilares y se recreó la relación con el mundo, que hace posible el crecimiento. De hecho, se establecieron precios relativos más adecuados: dólar y tarifas altos, y salarios y jubilaciones bajos.

El planteo kirchnerista considera que se debe abandonar el modelo exportador primario y sostener la industrialización, que empezó a cobrar fuerza desde la crisis del ‘30 y especialmente durante el gobierno de Perón; que el mercado interno es decisivo; y que en materia internacional no hay que alinearse incondicionalmente con Estados Unidos.

Ese debate es crucial para nada menos que definir el modelo de crecimiento de largo plazo del país. Un tema que no pudo ser resuelto en la Argentina y que determinó bruscos y permanentes movimientos pendulares que explican, en gran medida, los sucesivos fracasos. Pero, por otra parte, para medir los resultados que pueden esperarse de la actual gestión en el corto plazo, debe tenerse en cuenta la herencia concreta e indiscutible que recibe el nuevo gobierno.

En primer lugar, debe mencionarse algo tan nimio como el 8, 10 o 21% de aumento de la canasta básica resultante de la reimplantación del IVA, que el gobierno anterior simplemente suspendió para las elecciones postergando incrementos de precios.

Mucho más grave es la magnitud que alcanzó el problema fiscal. La caída del déficit primario tan ponderada fue compensada por el aumento de los servicios de la deuda; pero también, como no hay acceso al financiamiento externo, el Estado tiene que generar capacidad de repago de los vencimientos de capital de la deuda pública.

Además, mientras la deuda externa no se pueda refinanciar con holgados plazos, el actual superávit de la balanza comercial y, por ende, el tipo de cambio real que la hace posible son completamente insuficientes, como lo demuestra el exceso de demanda en el mercado cambiario que dura ya dos años. Un tipo de cambio real más alto implica necesariamente un salario real más bajo, lo que hace más difícil reactivar el mercado interno.