La columna de Horacio Lachman
Luego de la profunda recesión del primer cuatrimestre del año, algunos de los indicadores de mayo parecerían reflejar que se está alcanzando un piso.
Pero la recuperación no se vislumbra aún claramente y, dado el modelo económico planteado, debería apoyarse en la inversión extranjera y las exportaciones. El rebote del mercado interno y del salario real sería básicamente consecuencia de una expansión de los dos componentes mencionados de la demanda global.
Integración en el mundo
De allí, la importancia que hoy asume para salir de la crisis recesiva, o que se profundice, una mayor inserción argentina en el mundo.
Esa inserción no puede analizarse sólo en términos ideológicos. Por ejemplo, más allá de las diferencias políticas con Lula y más profundas aún con China, la realidad es que no puede ignorarse que se trata de los dos principales socios en el comercio exterior. España es el segundo país en materia de inversiones extranjeras.
Pero incluso debe tenerse en cuenta que en Estados Unidos existe una grieta política incluso más profunda que en la Argentina. Donald Trump acusa a los demócratas de haber hecho fraude electoral y Joe Biden a Trump, de golpista. Allí es posible que haya cambios políticos en un futuro próximo que modifiquen el escenario. Eso no parece que pueda ocurrir ni en el caso de China ni en el de Brasil.
Impacto
Y cuando las diferencias ideológicas se trasladan al terreno económico y al plano personal y suben de tono, no pueden dejar de influir en lo económico concreto.
Por ejemplo, ya se habla de que China, sin duda maltratada por la Argentina, estaría por cambiar el origen de sus importaciones de carne de nuestro país a Brasil. Hay razones geopolíticas para limitar las inversiones chinas en áreas estratégicas. Pero hoy está en peligro la renovación del swap de más de 5 mil millones con el país oriental y ello podría ponernos en aprietos. Muchos dicen también que la reticencia del gobierno de Biden en darnos el apoyo en el FMI está asociado a la absoluta alineación del Gobierno argentino con la oposición republicana.
Además, los empresarios de los gobiernos cuestionados no se atreven a ser generosos en países donde las autoridades ofenden a sus respectivos gobiernos. En este sentido, se comenta que a la convocatoria de las grandes empresas españolas que concretó Milei en España sólo se hicieron presente las segundas líneas de directivos. O, en otro plano, que una alineación tan comprometida con Israel hace difícil pensar en apoyos significativos de los países árabes, incluso de los más alejados del terrorismo.
Desafíos
De allí que, más allá de las grandes definiciones que la dirigencia argentina de hoy quiere impulsar en el mundo, el cuidado en las relaciones económicas debe ser muy importante, a menos que se quiera llevar al país a una onerosa cruzada internacional que haga aún más duro el proceso de ajuste.
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