Las soluciones políticas son claves para enfrentar la coyuntura: todos los analistas coinciden en ello. El hecho de que el kirchnerismo se haya rendido por completo a Sergio Massa es un hecho importante.
Acuerdo con el FMI
Está vigente un acuerdo con el FMI que obliga a un duro ajuste en la economía, más allá de las flexibilidades que la caída de exportaciones por la sequía justifica. Pero en este escenario político el FMI se va a adecuar. Y todos los candidatos presidenciales están totalmente de acuerdo con cumplir los acuerdos con el fondo.
El factor de desastabilización de La Campora, que terminó provocando la caída del ministro Martín Guzmán y seguía amenazando en tiempos de Massa, quedó marginado. Por lo menos hasta que avance en su gestión el nuevo gobierno, y aun entonces lo hará con poca fuerza. Porque aún en el hipotético caso que el próximo presidente sea Massa, este podría acordar con la oposición para avanzar en las políticas de ajuste.
Estamos frente a una difícil situación económica y social, sólo aliviada en perspectiva por Vaca Muerta y el litio, con una consecuente conflictividad política y social y un escueto derrame de los ajustes macroeconómicos. Pero, ahora sí, puede descartarse el peligro de una grave profundización de la crisis o un estallido del problema de la deuda.
Expectativas y futuro
Por ello cabe esperar que se mantenga la bonanza recientemente conquistada en los mercados y que la inflación no se espiralice y aun que se modere. Las expectativas de los agentes económicos tiende a mejorar. Los fundamentalismos pierden peso.
Otra cosa, desde ya, es el largo plazo. Porque para eso hace falta un desarrollo productivo y exportaciones diversificadas. Y para ello no alcanza Vaca Muerta y el lítio. La tranquilidad macro y las expectativas son necesarias, pero no suficientes.
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