Los resultados fiscales de los primeros dos meses del año, recientemente difundidos, son alentadores en cuanto a la posibilidad de hacer frente a la fuerte presión inflacionaria y al déficit en el sector externo que agobian a la economía argentina. Son números fiscales que dicen mucho.
El resultado total del sector público mostró en enero-febrero de 2021 un déficit de 67 mil millones de pesos contra 158 mil millones del mismo período de 2020. Y debe tenerse en cuenta que este año aún estamos con las restricciones económicas de la pandemia, mientras que en enero y febrero del año pasado todavía no había comenzado a cerrarse la economía por el confinamiento. Ello permite ser optimista sobre la evolución de los próximos meses, sobre todo si comienzan a corregirse los subsidios a los servicios públicos. El resultado fiscal de 2021 puede mejorar mucho y eso va a reducir las necesidades de emisión y a mejorar las expectativas de recuperar la solvencia externa.
Las mejoras no son casuales. Empezando porque hay un ahorro de 55 mil millones de pesos en intereses gracias a la reprogramación de la deuda. De un año a otro, la carga de la deuda bajó un 44%. Esa carga financiera habrá que pagarla. Pero la prórroga da tiempo para rearmar una economía que arrastra graves deformaciones de largo plazo. Principalmente porque había quedado derrumbada con la crisis de 2018/2019 y, sin poder tomar aliento, debió enfrentar la catástrofe de la pandemia.
Pero también la mejora del resultado primario aportó un ahorro de 36 mil millones de pesos. Ello se explica por el fuerte crecimiento de la recaudación, que subió un 78% en los períodos que estamos comparando (pasando de 387 a 689 mil millones de pesos). También por la marcada moderación del gasto, con un aumento del 26% en seguridad social y del 37% de las remuneraciones. Estos dos conceptos representaban el 60% del gasto público en enero y febrero de 2020; ahora pasaron a representar el 53%.
Estos resultados no solo tienen importancia económica porque confirman que hay un proceso gradual pero firme de ajuste fiscal en marcha. También porque por sí solos permiten ahuyentar los temores de que se está frente a un populismo sin rumbo.
El gasto no dejó de tener en cuenta la necesidad de apoyo a los sectores más vulnerables, pero se advierte que el Ministerio de Economía no se hizo eco de las propuestas de pretender reactivar la economía elevando el consumo en forma indiscriminada para atender sólo al horizonte electoral. Por lo menos, no hasta ahora.
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