La relativa estabilidad que muestran los mercados y en particular el dólar trajeron cierta calma a la sociedad. Todo indica una desaceleración de la inflación. Aunque el índice de precios de septiembre registrará una suba mayor que el de agosto, el aumento de precios durante este mes fue disminuyendo semana a semana y en principio es menor en la última semana de septiembre que en la última semana de agosto.
Sin embargo, se trata de una clima aparente. El riesgo país va retomando una tendencia ascendente, partiendo de niveles de default mucho peores a los de comienzos de agosto y las acciones muestran nuevas caídas luego de una disminución a la mitad en pesos en moneda corriente del valor de las empresas en lo que va del año. Bancos y energéticas en general muestran caídas aún mayores.
El nivel de reservas ya no cae dramáticamente como hace unas semanas, pero continúa disminuyendo todos los días con un promedio de 80 millones de dólares diarios y se va acercando a niveles críticos. Los bancos pierden diariamente depósitos en dólares y en pesos.
El resultado de la misión argentina al FMI demuestra que por ahora no habrá nuevos desembolsos. Ni la presencia no agendada de Macri en reuniones técnicas del organismo logró arrancar una declaración positiva de la entidad financiera internacional. David Lipton, vicepresidente del organismo, aclaró que se “trabajará para una eventual reanudación de una relación, algún tipo de relación financiera con ellos, que tal vez tenga que esperar un tiempo”. En octubre volverá a viajar otra misión argentina a Washington, lo que indica que la misión del Fondo que debe venir a la Argentina a revisar in situ el cumplimiento de las metas posiblemente se seguirá demorando. Aunque llegara a darse antes, la elaboración del informe y su tratamiento por el directorio de la entidad demoraría un par de meses. Lo más probable es que el FMI, más que remesar los anhelados 5.400 millones de dólares del programa originario, quiera renegociar el acuerdo con el nuevo gobierno.
Mientras tanto, los indicadores económicos que venían muy flojos hasta julio se derrumbaron en agosto, al igual que las proyecciones. El cierre de empresas, la decisión de irse del país o, en todo caso, la realización de fuertes ajustes y suspensiones de personal, continúan a toda marcha con casos sonados como 3M, todas las automotrices, Zanella, las vendedoras de artefactos para el hogar y Arcor, entre otras.
En ese contexto, la mayor parte de los economistas de distintas tendencias anticipan fuertes desequilibrios en los mercados y en la economía en su conjunto en el corto plazo. El nuevo gobierno arrancaría en un cuadro desolador.