Alcohol al volante: un análisis de Luchemos por la Vida

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María Cristina Isoba, presidente de Luchemos por la Vida.

“Una cervecita más y me voy”, “Terminate el vino antes de irte”, “No te vayas, tenemos que brindar”… ¿Cuántas veces escuchamos o protagonizamos un momento como éste en nuestros encuentros sociales? El alcohol estuvo presente entre las personas desde tiempos muy antiguos, cuando el hombre descubrió que estas bebidas producían agradables efectos en el estado de ánimo propio y en los demás. Así se tornó en una condición necesaria para el encuentro y los buenos momentos con amigos o familiares.

Actualmente, se reconoce que las bebidas alcohólicas afectan la salud y tienen consecuencias no deseadas de diferente índole: no sólo desinhiben y provocan una sensación de bienestar afectando la corteza cerebral, sino que, según la cantidad que se tome, sus efectos van cambiando y empeorando y producen también indeseables consecuencias, como torpeza motriz, agresividad, tristeza y mucho más.

Incompatibilidad

Beber alcohol y conducir son incompatibles con la seguridad en el tránsito. Por ser un depresor del sistema nervioso central, el alcohol no sólo altera la percepción y los sentidos, sino que también disminuye la capacidad de atención y la concentración. También alarga los tiempos de reacción, lo que genera que las respuestas y las maniobras se hagan más lentas y torpes, generando una falsa sensación de seguridad. Sólo el paso de las horas elimina sus efectos.

El alcohol es la principal causa de mortalidad vial y tan importante es este tema para la seguridad en el tránsito que la Meta 9 de Acción, impulsada en el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial, está dedicada a reducir las muertes y las lesiones causadas por el alcohol en la conducción. Dicho decenio de acción es promovido por las Naciones Unidas para reducir los muertos en todo el mundo en al menos un 50 % en diez años.

Alcohol al volante: cambios legales

En la Argentina, varios municipios y provincias ya legislaron el alcohol cero al volante y en abril de 2022 se sancionó a nivel país la modificación de la ley nacional. Este cambio estableció el alcohol cero para todos los conductores en rutas nacionales.

Sin embargo, para que los efectos legales logren modificar la conducta de los conductores, resulta imprescindible implementar controles eficaces, sistemáticos y continuos y ejecutar sanciones severas y efectivas para los transgresores en todo el país; en especial con la sanción de los delitos contra la seguridad vial que endurece fuertemente las penas para los transgresores graves y reincidentes, además de la concientización social sobre el tema a toda la sociedad. Este es un camino imprescindible para generalizar un cambio real en los hábitos de los conductores con el fin de que no beban si tienen que conducir.

Columna escrita por María Cristina Isoba, presidente de la asociación civil Luchemos por la Vida, y publicada en la revista Todo Riesgo.

 

 

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