No es una excusa para un ministro candidato a presidente afirmar que tuvo que devaluar por segunda vez en un mes por exigencia del FMI. Pero, al menos, es una suerte de autocrítica. Ahora viene el turno de las “medidas compensadoras”, con lo cual el cambio de precios relativos que se pretendió al devaluar quedará completamente neutralizado. Sólo quedará como consecuencia un salto inflacionario con su grave secuela social.
Crisis
En agosto y septiembre, la inflación será de dos dígitos, mientras que la inercia de los precios en octubre no permitirá que el ritmo inflacionario ceda mucho.
En un escenario donde al menos parece haber divisas hasta que asuma el nuevo gobierno, los indicadores revelan que el avance de la recesión y un endeudamiento muy peligroso hacen más desafiante la gestión a partir de diciembre. De todas formas, el cambio político es imprescindible para poner en marcha un plan de estabilización con chances.
Futuro
No hay lugar para el pánico, pero tampoco para el optimismo. Aún contando con el desarrollo de Vaca Muerta, la minería en marcha y una buena cosecha, 2024 será un año difícil. Quizás en 2025, si se hacen las cosas bien, podría mejorar la situación.
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