Con un incremento del 1,7% respecto a junio, el Indice de Precios al Consumidor elaborado por el INDEC acumula una suba del 13,8% en el año. Restan solo 3,2 puntos para alcanzar la meta del 17% fijada por el Banco Central, porcentaje que debería ser absorbido en 5 meses. Ello implicaría una tasa promedio de inflación hasta fin de año del orden del 0,6% mensual. Como se advierte, la meta es absolutamente inalcanzable, de forma que el hecho que el gobierno la mantenga es puramente simbólico.
Debe tenerse en cuenta que la inflación núcleo, la que resulta de despojar al índice de las variaciones de precios regulados y de los precios estacionales, fue aun mayor, del 1,8%, que en términos anualizados se eleva casi al 24%.
Como habíamos señalado, la desaceleración de los índices desde fines del año pasado se asoció a un pronunciado retraso cambiario. La posibilidad de que ese retraso cambiario se sostenga está en discusión en momentos en que hay una fuerte presión alcista del dólar que obliga rueda a rueda al Banco Central a ventas para contener la suba de la divisa. Ya se descuenta que después de un alza del 12% del dólar en julio, va a haber un traslado a precios de ese impacto en este mes, de forma que el aumento de precios también será en agosto significativo.
Por otra parte, ya se anunciaron fuertes aumentos tarifario y de combustibles en octubre y noviembre, y el dólar difícilmente pueda seguir manteniendo su atraso con la actual tendencia compradora, de forma que su actualización irá motorizando los precios en el futuro próximo.