Los finalistas de Docentes que Inspiran, premio impulsado por Clarín y Zurich Argentina

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Se conocieron los seis finalistas de Docentes que Inspiran, un premio impulsado por Clarín y Zurich Argentina. Busca homenajear a los educadores de todo el país que dejan una huella en sus estudiantes.

Se trata de historias de docentes que emocionan e inspiran, generando un impacto tanto en sus estudiantes y colegas como en las comunidades de distintas provincias del país. El jurado, encargado de la selección, se conformó por especialistas designados por Asociación Conciencia, Fundación Cimientos, Enseñá por Argentina, Proyecto Educar 2050, Observatorio Argentinos por la Educación y Fundación Noble. Tuvieron la tarea de seleccionar docentes que trabajan diariamente por una mejor educación y un país más próspero, seguro, inclusivo y sustentable.

Docentes

En la segunda edición de este ciclo, los docentes finalistas provienen de cinco jurisdicciones: Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, La Pampa y Ciudad de Buenos Aires.

“Las escuelas donde trabajo están felices, porque detrás de este reconocimiento está también el trabajo de todos los demás docentes que trabajan conmigo”, destacó Cristian Montenegro, el primero de los seis finalistas del premio, al enterarse de la emocionante noticia. Montenegro tiene 41 años y da clases en dos escuelas en la provincia de Mendoza. Además, realiza capacitaciones para otros docentes sobre tecnologías adaptadas para personas con discapacidad y adultos mayores. También desarrolló múltiples proyectos tecnológicos con alcance internacional.

El segundo de los finalistas, Miguel Mascaro, tiene 51 años y da clases en Goyena, un pequeño pueblo con 600 habitantes en la provincia de Buenos Aires. Es ingeniero agrónomo, pero durante sus años de estudiante se desarrolló como ayudante de cátedra. Esta experiencia sembró en Mascaro el comienzo de esta “noble tarea”: la docencia. “Elegí ser docente por amor a esta bella profesión que me permite acompañar el proceso de crecimiento y superación de mis alumnos”, señaló.

En tanto, Marcelo Ranzoni tiene 53 años y trabaja en la Escuela Técnica ORT en la Ciudad de Buenos Aires. Fue en el marco de la comunidad educativa que creó “Empatizando”, un espacio que busca motivar a los estudiantes a desarrollar proyectos tecnológicos con impacto social. “El aula es mi lugar. En ese vínculo con mis estudiantes se generan excelentes resultados, no solo en relación a los contenidos académicos. También me da la posibilidad de inspirar, generar empatía y despertar su curiosidad”, resaltó Ranzoni. Más de 480 estudiantes forman parte de Empatizando y ya desarrollaron proyectos como LectO, una aplicación web y móvil para personas con dislexia. La app fue adoptada por la organización DISFAM y ya tiene más de 10 mil descargas en múltiples países de habla hispana.

Otros finalistas

Entre los elegidos, Marcela Carrivale, docente santafesina y la cuarta de los seis finalistas del premio, impulsa proyectos que promueven el compromiso social en sus estudiantes. Su objetivo es formar ciudadanos críticos, autónomos y empáticos. “Cuando yo era alumna, observaba que mis compañeros no encontraban motivación en materias como física y química. Percibí lo mismo en mis primeros años de docencia. Esto me motivó a buscar nuevas estrategias, a capacitarme día a día y a aplicar la innovación”, contó Carrivale.

Asimismo, Karina Filippi tiene 45 años, es ingeniera agrónoma y profesora de biología. Actualmente, trabaja en la Escuela Agrotécnica Guatraché, una escuela secundaria rural en La Pampa. Asegura que, desde que tiene recuerdo, tiene en claro que la docencia es su vocación. A través de proyectos prácticos, Filippi busca que sus estudiantes sean protagonistas de su propio aprendizaje, logrando que se involucren en los temas y puedan “aprender haciendo”. “Me gusta ver como los estudiantes se motivan cuando les propongo una actividad o un nuevo proyecto, como comienzan a pensar cómo hacerlo realidad”, resaltó. “Creo que eso es dejar huella: que los alumnos se apropien de las ideas y el conocimiento, y se desafíen a llevarlas adelante”, comentó.

El último de los finalistas es Damián Ortiz, quien con solo 35 años, ejerce hace doce la docencia en tres escuelas mendocinas, donde da clases de matemática. Ortiz creó el canal de YouTube “Matemáticas Positivas”, donde comparte sus clases y a las que tienen acceso estudiantes y colegas. Con el auge de la educación virtual durante la pandemia, el canal alcanzó más de 3 mil seguidores y sus videos, más de 250 mil visualizaciones. “Intento generar en el aula instancias didácticas, como campeonatos de ajedrez, para fomentar el trabajo en equipo, la superación personal, el esfuerzo y el compromiso”, señaló Ortiz.

Próximos pasos

En la próxima etapa, el Gran Jurado -integrado por quince referentes del ámbito académico, científico y de ONGs de educación- elegirá entre los seis finalistas al Docente Inspirador del Año y a las dos menciones especiales. Las distinciones se darán a conocer durante la ceremonia de premiación, que se transmitirá a fin de año por televisión para todo el país.

Además del reconocimiento del público, el Docente Inspirador recibirá un millón de pesos y las dos menciones especiales, 500 mil cada una.

Las novedades del Premio Docentes que Inspiran se pueden seguir a través de su página web, desde Facebook y por Instagram.

 

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