La presentación y la conferencia de prensa de la ministra de Economía, Silvina Batakis, tuvo un sólo objetivo: avisarles a los principales agentes económicos con capacidad de incidir en los mercados y en la formación de precios, al FMI y a los países capaces de invertir en Argentina que el gobierno buscará ordenar las finanzas públicas y no impulsar una política de gasto público que pueda profundizar la inflación y la corrida cambiaria.
Poco
En realidad, hubo poco o ningún anuncio concreto. Sólo un mensaje que puso énfasis en destacar que hay conciencia de un problema fiscal en el país. Ello va a dirigido a superar los temores que surgieron de las palabras de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien planteó claramente que el problema fiscal y monetario era intrascendente y que urgía a revertir bruscamente la distribución del ingreso generada por la recuperación económica que el país inició en 2021.
Batakis no dio precisiones sobre lo que iba a hacer, más allá de seguir en el camino que ya estaba en marcha. Lo que quedó claro es que no iba a enfrentar los desequilibrios apelando fundamentalmente al ataque a la “economía bimonetaria”. Tampoco resumió los problemas en que cinco vivos se adueñaron del crecimiento de los últimos tiempos. Básicamente, es una desmentida de lo que se podría haber hecho si se insistía en el diagnóstico que la vicepresidenta hizo y que, de hecho, terminó por precipitar la renuncia del ministro Martín Guzmán, quien advirtió que no tenía un claro respaldo del gobierno, que este sugería su incompetencia y que el presidente no sabía manejar “la lapicera” que Fernández de Kirchner le otorgó.
Problemas
Es decir, Batakis aseguró que no iba a echar más nafta en la hoguera. Pero no definió como iba a intentar apagar la hoguera que corre peligro de extenderse y atacar un problema fiscal que ya se tornó desesperante por el grave problema de financiamiento que generó la corrida contra la deuda en pesos. Tampoco se refirió al drama social que provocó la suba desproporcionada de los precios y el recrudecimiento de la fuga hacia el dólar. La nueva ministra enfrentó las expectativas de una macro-devaluación en el mercado oficial de cambios o un shock que pudiera agravar la situación social, más aún en la búsqueda de una rápida mejora de las cuentas públicas.
Realmente, es poco frente a la magnitud de la crisis afirmar que no se van a cometer nuevos errores. Hace falta poner sobre la mesa cómo se van a reducir los gastos y/o aumentar los ingresos para equilibrar las cuentas, cómo se va a procurar paliar el drama social. Definir objetivos y la metodología pueden ayudar a paliar la incertidumbre, lo que es bueno, pero con intenciones no alcanza.
Medidas
El impacto de la presentación del todo gabinete económico podrá calmar las aguas, pero no corrige las tendencias recesivas que ya se instalaron ni la fuga de capitales ni el drama social. Si no se enfrentan estos problemas con medidas fiscales, cambiarias, financieras, regulatorias, etcétera, derogando algunas y estableciendo otras, a esta altura de los acontecimientos y luego de una crisis política y en la conducción económica de la magnitud registrada, pronto la incertidumbre y el conflicto van a renacer con la misma intensidad.
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