Fundación Mapfre publicó el informe “COVID-19: un análisis preliminar de los impactos demográficos y sobre el sector asegurador”, elaborado por Mapfre Economics.
El estudio plantea una valoración del impacto demográfico de la pandemia del COVID-19 y, de manera particular, sobre la mortalidad. A partir de un examen de información en quince países seleccionados de América, Europa y Asia-Pacífico, el estudio presenta una estimación de los excesos de mortalidad registrados durante los dos primeros años de la pandemia. Asimismo, ofrece una revisión de las interrelaciones del exceso de mortalidad con respecto a otras variables de naturaleza económica y sanitaria. También propone un Indicador de Eficacia en la Gestión de la Pandemia que agrupa, mediante el empleo de un índice sintético, el efecto conjunto de todas ellas para un universo de 39 países.
Pandemia
El 11 de marzo de 2022 se cumplieron dos años desde que la Organización Mundial de la Salud declarara que el COVID-19 podía caracterizarse como una pandemia. Desde que el coronavirus denominado SARS-CoV-2 se propagó desde la ciudad china de Wuhan al resto del mundo, el número de casos globales diagnosticados a marzo de 2022 superaron los 456 millones. 6 millones de personas fueron declaradas fallecidas por la enfermedad.
Sin embargo, desde Fundación Mapfre advirtieron que “a pesar de lo llamativo de estas cifras, se estima que el número de contagios y de muertes reales es mucho mayor al reportado, debido en muchas ocasiones a los límites en la capacidad de diagnóstico o porque muchos casos no fueron comunicados. Algunos estudios estiman que, en un escenario medio, el número de fallecimientos real podría situarse en torno a tres veces el número de fallecimientos declarados, lo que representaría un exceso de mortalidad en torno a 120 personas por cada 100 mil habitantes y elevaría el número de fallecidos a nivel mundial a consecuencia de la pandemia por encima de 18 millones de personas durante estos dos primeros años”.
“Desde el comienzo de la pandemia, la prioridad de Fundación Mapfre fue apoyar y proteger a los más vulnerables, poniendo en marcha programas sociales y donaciones, impulsando la investigación sobre el coronavirus y suministrando material sanitario y equipos de protección para hospitales y residencias de mayores. Con la presentación de este nuevo trabajo de Mapfre Economics sobre los impactos del COVID-19 en la demografía y el sector asegurador, Fundación Mapfre desea contribuir a dar a conocer un aspecto tan relevante de la pandemia como es la mortalidad causada por el virus”, indicaron en la presentación del trabajo.
Indicador
El estudio se centra en el comportamiento de la mortalidad durante los dos primeros años de pandemia (2020 y 2021) y gira sobre un concepto central de los excesos de mortalidad observados frente a la situación prepandémica, en lo que sería un entorno “normal” desde el punto de vista epidemiológico. El análisis se complementa para una serie de quince países seleccionados con el estudio de las muertes diarias por COVID-19, así como de las medidas de restricción a la movilidad observadas, de los efectos sobre su economía y del porcentaje de vacunación completo de la población alcanzado.
Asimismo, el informe profundiza en el análisis de los excesos de mortalidad observados durante los años 2020 y 2021 para un total de 39 países. Propone un indicador cuyo objeto consiste en valorar el grado de eficacia de las medidas adoptadas por estos países en la gestión de la pandemia. Se trata de un indicador sintético designado como Indicador de Eficacia en la Gestión de la Pandemia (IEGP).
Fue construido a partir de cinco índices parciales bajo el racional de que los países que tuvieron menores excesos de mortalidad, una mejor recuperación económica en 2021 frente a la caída de 2020, una mayor capacidad sanitaria instalada para responder a la atención de la población frente a la emergencia sanitaria, que lograron mayores avances para alcanzar una pauta de vacunación completa de su población y que mantuvieron menores niveles de restricción a las actividades económicas y al contacto social, debieran ser los que, en conjunto, tuvieron una mejor gestión de la pandemia.
El mayor nivel de eficacia en la gestión de la pandemia conforme al IEGP correspondió a Corea del Sur, seguido de Noruega y Nueva Zelanda. Destacan también Islandia, Dinamarca y Japón (cuyo sistema sanitario se encuentra calificado entre los mejores del mundo). En el polo opuesto, entre los países con menor calificación se encuentran México, Colombia, Bulgaria, Rusia y Brasil, todos ellos con débiles sistemas sanitarios. Destacan, asimismo, los altos excesos de mortalidad de México, los mayores de toda la muestra, pero también los de Colombia. Fue una pandemia que golpeó especialmente a la región latinoamericana que, a pesar de la debilidad de sus sistemas de salud, realizó un gran esfuerzo a la hora de vacunar a su población.
Correlación
Por otro lado, con base en los excesos de mortalidad calculados, Mapfre Economics presentó un análisis de las correlaciones que pueden encontrarse entre los excesos de mortalidad y una serie de variables estructurales y coyunturales que pueden tener un vínculo causal sobre el comportamiento de los excesos de mortalidad en los años de la pandemia. Las correlaciones encontradas entre los excesos de mortalidad observados y el nivel de eficacia de los sistemas sanitarios y con el nivel de renta per cápita son muy altas. Explican un 64,3% y un 71,2% de las diferencias, respectivamente, en la muestra de países analizados.
Mapfre Economics destacó que cuando se mide la correlación de los excesos de mortalidad con el grado de eficacia de los sistemas sanitarios en las primeras fases de la pandemia, la correlación encontrada es sustancialmente inferior. Esto es un reflejo de la naturaleza catastrófica de las pandemias, un evento ante el cual los sistemas sanitarios se desbordan rápidamente al no estar preparados para ello.
No obstante, si se toma un período más amplio, los especialistas explicaron que “el disponer de sistemas sanitarios eficaces cobra gran importancia, de manera que los países con sistemas más débiles sufren mucho más las consecuencias de las olas pandémicas. Por tanto, disponer de sistemas sanitarios robustos es fundamental para reducir los excesos de mortalidad, pero también lo es el disponer de sistemas de alertas tempranas y sistemas de información con datos compartidos a nivel global para poder adoptar con prontitud otro tipo de medidas en las primeras fases de la expansión de la pandemia, algo sobre lo que se produjeron muchos avances a raíz de esta gran crisis mundial”.
Actividad aseguradora
Según Mapfre Economics, la crisis provocada por la pandemia tuvo consecuencias significativas que afectaron al volumen de negocio asegurador y a su rentabilidad. Este impacto puede identificarse a partir de sus efectos económicos, financieros, legales (relacionados, entre otros aspectos, con las cláusulas de exclusión en los contratos de coberturas en situaciones de pandemia), sobre los sistemas sanitarios y sobre los parámetros técnico-actuariales por el impacto en las variables biométricas que pueden afectar a la esperanza de vida de la población mundial.
Con relación a estos últimos, salvo que aparezca alguna mutación del virus que cambie la senda actual de la mortalidad y morbilidad (algo que no parece que vaya a suceder pero que tampoco se puede descartar), la tendencia pareciera ser a la mejoría. En ese sentido, hay que tener en cuenta que el mundo avanzó mucho en este terreno y está mejor preparado para hacer frente a un evento de esta naturaleza.
Paralelamente, los esfuerzos realizados por las aseguradoras para mantenerse operativas durante los confinamientos motivaron la aceleración de los procesos de digitalización. Esto evitó que la suscripción del negocio asegurador y la atención a sus clientes se vieran paralizadas. Motivó también el avance de muchos de los planes de inversión en medios y perfiles tecnológicos, señalaron desde Mapfre Economics.
Por otro lado, a pesar del aumento de la incertidumbre, la mayor sensibilidad y aversión al riesgo por parte de los agentes económicos provocados por la pandemia se constituyó en un estímulo adicional en la demanda de aseguramiento por parte de hogares y empresas.
“Las perspectivas para los mercados aseguradores en los próximos años vendrán marcadas, en buena medida, por los efectos económicos y financieros que persistan derivados de la pandemia, dependiendo también de los que se deriven de los eventos entre Rusia y Ucrania”, indicaron los especialistas.
El informe completo puede leerse y descargarse aquí.
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