Como venimos manifestando en varias oportunidades, claramente estamos en un ciclo de endurecimiento de mercado de reaseguro en el que las condiciones se siguen agudizando. Las tasas, en algunas líneas, todavía no encuentran su techo y la selectividad de los suscriptores se interpuso por sobre la masividad de ofertas, a diferencia de lo que veíamos en los últimos años del ciclo blando.
En aquel entonces, los excelentes resultados financieros camuflaban ciertos desvaríos técnicos en la suscripción, donde el objetivo principal era vender más y dar más capacidad para garantizar los buenos retornos. La calidad de los riesgos, la siniestralidad, la consistencia en la información, la trayectoria de los asegurados, la cercanía comercial y el grado de conocimiento habían perdido protagonismo. Aquella etapa se terminó. Vuelven los suscriptores avezados y exigentes. El mercado necesita que los resultados técnicos mejoren.
Mercado de reaseguro
En el mercado local, este comportamiento se vio nuevamente reflejado en la última renovación de los contratos y, dependiendo del ramo, las compañías de seguros sintieron este impacto en mayor o en menor medida.
Por ejemplo, en los ramos de vida, riesgos del trabajo, incendio, automóviles y RC general, los incrementos fueron leves. Vimos valores que oscilaron entre el 7,5 y el 15 %. En los casos de vida y riesgos del trabajo, que suelen ser ramos muy estables, se vieron afectados por el aumento de la mortalidad a causa de la pandemia (en la población asegurada fue de aproximadamente un 10 %). En cambio, los incrementos en incendio, automóviles y RC general se debieron al endurecimiento de las políticas de suscripción y a cierta reducción en las capacidades disponibles para nuestro mercado.
Los ramos que más se vieron afectados fueron aeronavegación, energía, transportes, cascos marítimos y líneas financieras en general. Los aumentos oscilaron entre el 10 y el 20 %.
Claramente, la oferta del mercado de reaseguro local compensó la reducción de la oferta de los reaseguradores internacionales y, por ende, se logró aminorar el impacto en el incremento de precios, puntualmente en automóviles, incendio y RC general.
Particularidades propias
Como adicional de una coyuntura internacional con una oferta de reaseguro más selecta y restringida, el mercado local de seguros afronta particularidades inherentes a la realidad económica de nuestro país que complejizan aun más la oferta de reaseguro.
Inflación alta y contratos no proporcionales, por ejemplo, no se llevan bien. A la hora de la suscripción y de tarifar un contrato no proporcional, una inflación, como la que estuvo experimentando la Argentina, del orden del 40/45 % en los últimos siete años pone de muy malhumor a los suscriptores de reaseguro. ¿Bajo qué supuestos se indexa la siniestralidad? ¿Qué criterios utilizan las cedentes para mantener las sumas aseguradas actualizadas y no caer en infraseguros (sobre todo en los contratos a prorrata)?.
A las cuestiones técnicas se suman las dilaciones en los pagos de las primas de reaseguro, que en los contratos expresados en pesos se devalúan al ritmo de nuestra moneda. Todos estos componentes llevan a los suscriptores a un terreno de inseguridad y, por ende, se protegen aumentando precios, restringiendo condiciones o dejando de suscribir riesgo argentino en el peor de los casos.
Crecimiento
En la otra vereda tenemos el mercado de reaseguros local, que supo crecer mucho en estos casi diez años de existencia. Si bien en un principio fue apalancado por el marco regulatorio que lo protegía, al ritmo de la desregulación de los últimos años, que solo le dejó un 25 % de market share cautivo, supo ganarse su lugar de protagonismo a fuerza de incrementar las capacidades propias y fundamentalmente por el gran profesionalismo de los recursos humanos que llevan adelante el gerenciamiento y la suscripción del negocio. Los reaseguradores locales supieron sacarle el jugo a la localía y lo que eso representa: buen servicio, velocidad de respuesta y, especialmente, un conocimiento del mercado superior con respecto a los jugadores internacionales.
Otro factor no menor que da ventaja a los reaseguradores locales es la simpleza administrativa del pago de las primas y siniestros. La burocracia para generar una transferencia al exterior con el fin de afrontar los compromisos con los reaseguradores internacionales implica una carga administrativa importante para las compañías de seguros.
Perspectivas para este año
Las expectativas de mayor inflación mundial a raíz de las políticas monetarias expansivas para afrontar la crisis de la pandemia probablemente encuentren un freno con el aumento de tasas de la FED en 2022 para ralentizar el impulso económico que generó la emisión; ergo, muchos inversores se irán a los títulos públicos de Estados Unidos y bajarán los rendimientos del resto de los instrumentos financieros, entre ellos, las inversiones en reaseguradores. El efecto inmediato que uno podría imaginar es que esto contribuirá a mantener un mercado duro o por lo menos a descartar indicios de tener un mercado más blando que el actual. Esperamos más bien todo lo contrario.
Por otra parte, las medidas que los reaseguradores tomaron en estos últimos dos/tres años en relación con mejorar la calidad en la suscripción empezarán a dar sus frutos y posiblemente comencemos a visualizar mejoras en los resultados técnicos de los reaseguradores. El efecto en el corto plazo es alentar a seguir por este camino de menor volumen y mejores resultados. La tendencia hacia la atracción de capitales más volátiles que reduzcan el endurecimiento depende de factores adicionales que podrían llevar un tiempo más largo que uno o dos años.
Otro elemento que no debemos dejar de considerar a la hora de evaluar el incremento futuro de precio en los reaseguros es el cambio climático. Las estadísticas muestran que claramente aumentó la frecuencia de las catástrofes naturales, así como también su intensidad. Los reaseguradores ya ponen el foco en los resultados estadísticos de los últimos cinco años como la nueva normalidad y hacen las predicciones en función de este corte.
Cambios
Esta expectativa debe sumarse al gran impacto que generó la pandemia, cuyos efectos superan ya los dos años y no parecen tener una resolución clara en el corto plazo. Estamos hablando de cambios culturales, laborales y financieros que atraviesan todas las actividades económicas, lo que más temprano que tarde termina afectando la industria del seguro y, por ende, del reaseguro a escala planetaria.
Cuesta imaginarse un evento disruptivo que no ratifique este rumbo de mercado. Las estrategias de los reaseguradores se vuelven sumamente conservadoras en tiempos de crisis y deben maximizarse los recursos para que la industria evolucione en forma razonablemente favorable en el largo plazo.
En definitiva, de eso se trata cuando pensamos en la industria del seguro y del reaseguro, aun como usuarios y en cuestiones domésticas: no hay que enfocar en el costo de la prima de cada año o en el siniestro puntual que puede afectar una vigencia, sino en adoptar una mirada de largo plazo, estabilizando resultados y distribuyendo las pérdidas de tal manera que las actividades económicas puedan mantenerse y crecer en un círculo virtuoso, a pesar de las afectaciones eventuales que generan los riesgos a los que todos estamos expuestos.
Nota escrita por Germán Rodríguez y Stefano Marzotta, Director of Marketing and Operations y Actuarial Director de Americal Reinsurance Solutions.
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