Encuestas del ISEV sobre colectivos y apoyacabezas

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El Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) elaboró recientemente dos encuestas. Una es para determinar en qué medida se percibe el riesgo al subir y bajar de los colectivos y en la otra se indaga sobre el uso del apoyacabezas.

Colectivos

El resultado del primer estudio arrojó que el 22% de las personas no percibe el riesgo en las simples acciones de subir y bajar de un colectivo. “Existe, por un lado, la posibilidad de ser atropellado por otro vehículo automotor, moto o bicicleta al descender o apresurarse a ascender a una unidad de transporte público. Un riesgo que fácilmente se puede disipar con sólo un par de segundos de visión que nos permitan advertir el mismo, mirando hacia atrás del colectivo”, explicaron en el informe.

Por otro lado, los especialistas señalaron que “al ascender o descender de un colectivo, muchas personas sufren caídas de diversa severidad. Esto ocurre en gran medida por bajar o subir utilizando un solo punto de apoyo. Esto se agrava si el vehículo aún está en movimiento. Con una superficie equivalente a 10 cm² (lo que ocupa un pie apoyado), el pasajero debe mantener su propio peso en equilibrio, conseguir adherencia (pie/suelo) y contrarrestar la inercia. Por eso recomendamos que el pasajero aumente la cantidad de puntos de apoyo o agarre y suba y baje cuando el vehículo esté totalmente detenido. Y cuando baje (o si pretende subir apurado), que mire primero hacia atrás del vehículo”.

Apoyacabezas

Según la otra encuesta del ISEV, el 38% de las personas desconoce cómo usar adecuadamente el apoyacabezas. Este constituye, junto con el cinturón de seguridad y el airbag, un sistema de seguridad pasiva.

“Aún hoy existe una fuerte asociación del apoyacabezas como elemento de confort más que de seguridad. El no saber cómo debe ser regulado, el conducir apoyando la cabeza sobre él y el restarle importancia a la fragilidad de las vértebras, músculos y nervios del cuello, son datos que sustentan esa postura”, advirtieron desde el instituto.

Los especialistas explicaron que “la cabeza está delicadamente equilibrada sobre siete vértebras que componen el cuello, en una relación de peso de diez a uno, es decir, como si una pelota de 5 kg fuera sostenida por un palo de escoba. Basta un choque a 15 km/h para que el movimiento brusco de la cabeza pueda llegar a producir daños crónicos o secuelas permanentes. La lesión producida por el ‘latigazo cervical’ se produce como consecuencia del movimiento violento que realiza la cabeza hacia delante para luego retroceder con brusquedad en vaivén o zigzag como consecuencia de la aceleración y desaceleración que se registra durante una colisión y que puede provocar daños irreparable en el cuello”.

EL ISEV también dio consejos para su correcto uso: situarlo lo más cerca posible de la cabeza (aproximadamente 4 cm), elevarlo a la altura superior de la cabeza, hacer coincidir su centro a la altura de los ojos, asegurarse de que quede bloqueado en esa posición, un ángulo de inclinación del respaldo del asiento no superior a 25° y usar el cinturón de seguridad.

 

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