El ramo vida forma parte de los sectores de la economía que lograron reinventarse y salir victoriosos ante el contexto complejo en el que vivimos. Pero dos factores ayudaron a mejorar esta situación: la necesidad de mayor protección y la planificación financiera.
Crisis
Las crisis pueden ser consideradas grandes momentos de aprendizaje. En la historia de la humanidad, las personas lograron capitalizar cada situación de riesgo, viéndolas como una oportunidad para fortalecerse y crecer. La pandemia que nos sorprendió en 2020 no fue una excepción. Luego de un primer momento de incertidumbre, las cosas se fueron acomodando y algunos seres humanos lograron darse cuenta de lo verdaderamente importante: la vida.
En 2020, la incertidumbre nos sorprendió de un momento a otro. Un virus que nacía en Asia no conocía de frontera alguna y comenzó a recorrer el mundo y se decretaba una nueva pandemia frente a un enemigo desconocido e invisible. Pero las compañías hicimos todo lo posible para asegurarles a nuestros clientes que ahí íbamos a estar presentes para paliar tanto desconcierto, incluso adaptando nuestras pólizas vigentes para que el riesgo COVID estuviera cubierto aún en aquellas donde figuraba como exclusión. Demostramos que el sector asegurador cumple un rol social indispensable y que no todo se trata de números y dinero.
Mayor demanda
Este miedo a lo incierto hizo que el interés por las pólizas de vida creciera exponencialmente y se convirtieran en uno de los productos más elegidos por los usuarios cuando piensan en una nueva cobertura. El ramo forma parte de los sectores de la economía que lograron reinventarse y salir victoriosos ante el contexto complejo en el que vivimos. Históricamente, Argentina ocupó una posición baja a nivel mundial en cuanto a las emisiones de estas pólizas. Pero dos factores ayudaron a mejorar esta situación: la necesidad de mayor protección y la planificación financiera.
Durante los primeros meses de pandemia, la demanda y el interés por este tipo de seguros se incrementó en alrededor de un 40%. Y este aumento también trajo grandes novedades, como el mayor interés de los jóvenes por contar con una protección financiera a largo plazo para ellos y sus familiares. Según diversas estadísticas, las personas menores de 40 años tuvieron un crecimiento de su conciencia aseguradora que se trasladó a una mayor cantidad de pólizas emitidas.
A su vez, gracias a los nuevos hábitos de consumo y la consolidación del modelo de venta online, también creció la demanda en el interior del país. El interés por estas pólizas a través de canales digitales se duplicó en la mayoría de las provincias argentinas.
Crecimiento
Tal fue la importancia de este crecimiento general que el ramo vida fue una de las pocas industrias que no tuvo morosidad ni caída durante el período económico 2020. Lo sorprendente del presente se transformó en una preocupación por el futuro propio y el de los seres queridos. Y así surgieron nuevos clientes para nuestras compañías que pudieron acceder a una variedad de coberturas como el Seguro de Vida Individual Anual Renovable, el Seguro de Accidentes Personales Prestacional, el Seguro de Vida Colectivo para Continuidad Escolar y el Seguro de Sepelio, entre otras.
El contexto económico nacional también fue un factor clave en el aumento del interés en torno a los seguros de vida. La inflación, el incremento del dólar y las limitaciones cambiarias dieron lugar a que los clientes buscaran nuevas alternativas para destinar sus ahorros y que éstos no perdieran poder adquisitivo. Este tipo de pólizas se cotizan al valor referencial del dólar oficial, pero se pagan en moneda local y sin impuestos adicionales, permitiendo surfear la inestabilidad del peso. Por otra parte, los seguros de vida son deducibles en la base imponible del impuesto a las ganancias y esto funciona como un incentivo más para su contratación.
Desafíos
Aún nos queda mucho por crecer. En Argentina, las primas de seguros de vida y retiro aún no llegan al 1% del PBI y sólo el 15% de los productores asesores de seguros comercializan estos ramos. Que este mal trago que estamos atravesando sea transformado en el impulso que necesitamos para afrontar también estas nuevas tareas.
2020 nos planteó una gran cantidad de desafíos que supimos ir superando, pero siempre queda trabajo por hacer. Demostramos que la distancia física producto del cierre de nuestras oficinas no nos impedía estar cerca de los clientes y llevamos a cabo una transformación digital en un tiempo récord. Y en este contexto, reafirmamos nuestro compromiso: estamos dispuestos a acompañarlos ante las sorpresas e incertidumbres que el mundo nos depare. Porque después de todo, la vida sigue siendo lo más importante.
Columna escrita por Sergio Sabha, presidente de Gestión Seguros.
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