Actualidad del seguro automotor

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Guillermo Bolado, abogado y ex vicesuperintendente de Seguros de la Nación.

Hace veinte años, el seguro automotor de responsabilidad civil “voluntario” se ofrecía por tres millones de pesos (o dólares). Hoy, después de las sucesivas devaluaciones, esos tres millones de pesos son solo diez millones de pesos, alrededor de 60 mil dólares. Esto equivale al 2% del valor de aquel entonces y representa una cobertura cincuenta veces menor.

La última actualización de la suma máxima autorizada data de 2018 (Resolución N° 1162), cuando la Superintendencia de Seguros de la Nación la fijó en los 10 millones de pesos actuales.

En 2016, a través de la Resolución SSN Nº 39.927, se facilitó que las aseguradoras pudieran fijar sumas mayores a las establecidas por el regulador. Esto suponía un cambio de paradigma y ponía, por primera vez en el mercado, la posibilidad de mejorar las coberturas y ofrecer protecciones superadoras.

Cobertura insuficiente

Respecto del seguro automotor de responsabilidad civil “obligatorio”, los límites máximos actuales de cobertura por muerte e incapacidad son solo de un millón de pesos por persona (alrededor de cinco mil dólares) y de dos millones de pesos por acontecimiento.

En los contratos de seguro automotor de responsabilidad civil “voluntario”, los montos máximos de cobertura se mantienen inalterables en esos diez millones de pesos para automóviles, camionetas, vehículos remolcados, autos de alquiler sin chofer, motovehículos, bicicletas con motor y casas rodantes; y en 22 millones de pesos para taxis y remises, maquinarias rurales y viales, camiones, acoplados y semirremolques, servicios de urgencia, fuerzas de seguridad y vehículos para transporte de pasajeros (hasta ocho asientos).

Es evidente que las sumas actuales no cubren eficazmente lo que se pretende proteger. Ciertamente, la ciudadanía en general (asegurados y víctimas) se encuentra en una situación de “infraseguro”, con los riesgos personales y patrimoniales expuestos de manera dramática. Las sumas aseguradas se “agotan” casi inmediatamente si el siniestro tiene alguna gravedad y no resultan suficientes para resarcir los daños. En los casos múltiples o catastróficos, la cobertura se torna irrisoria.

Las compañías no son responsables

No puede responsabilizarse a las aseguradoras. Cuando la “macro” es tan volátil, resulta imposible para cualquier sector funcionar en forma eficiente. Es sabido que la técnica aseguradora requiere previsibilidad y estabilidad.

Los valores indemnizatorios reconocidos en las sentencias que dictan los Juzgados civiles (a cuentagotas por la “feria eterna”), reconocen valores muy por encima de las depreciadas coberturas vigentes. Esto provoca un doble resultado no deseado. Por un lado, los asegurados solventes deberán responder con su patrimonio el pago de las indemnizaciones que fijadas por encima de la suma de cobertura. Por otra parte, las víctimas no cobrarán los perjuicios sufridos si esos asegurados carecen de patrimonio suficiente para pagar por encima del seguro.

Es una situación que a nadie le sirve, máxime porque muchos jueces se ven tentados a condenar a las aseguradoras por encima del contrato suscripto, amparando situaciones no previstas y destruyendo las pautas técnicas.

Legislación moderna y coberturas suficientes

Otros países resolvieron el problema ofreciendo coberturas suficientes, con tarifas técnicas equilibradas, límites razonables, mayor cultura aseguradora, trámites expeditos de pago de siniestros en forma administrativa y con la creación de fondos de garantías y de reservas que se activan para las situaciones excluidas o de insolvencia.

Argentina necesita contar con una legislación de seguros de responsabilidad civil de automotores moderna y con coberturas suficientes. De esos dos pilares depende la solvencia del sector para la protección de las personas (asegurados y víctimas), las familias, los trabajadores y las empresas.

De lo que se trata es que el asegurado permanezca indemne y proteja su patrimonio. Que la víctima perciba el valor del perjuicio sufrido. Que las aseguradoras no se fundan. En definitiva, facilitar el círculo virtuoso de la actividad aseguradora, sostén del desarrollo de las sociedades modernas.

Nota escrita por Guillermo Bolado, abogado y ex vicesuperintendente de Seguros de la Nación.

 

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