Los últimos indicadores económicos muestran fuertes caídas interanuales del nivel de actividad y una suave tendencia ascendente desde octubre, que aún no da signos de ser firme ni mucho menos sustentable. La mejora en los indicadores en los últimos meses está asociada a un déficit fiscal que estimula la demanda y a un déficit en la balanza de pagos que financia el consumo local, pero que no son sustentables en el tiempo. Con un nivel de déficit fiscal global superior al 8% del PBI, la tibia recuperación se sustenta en la obra pública, que es gasto sin financiamiento genuino –se pague con emisión o con colocación de deuda interna o externa–.
El Estimador Mensual Industrial del INDEC acumuló en 2016 una baja del 4,6%. Si se hace la comparación interanual, la caída en octubre alcanzó un máximo del 8%; en noviembre, del 4,1%; y en diciembre, del 2,3%. En la encuesta de expectativas para el primer trimestre de este año, que también elabora el INDEC, el 47% de las empresas prevé que no habrá cambios en la demanda, el 28% que la demanda subirá y el 25% que la demanda caerá. En cuanto a dotaciones de personal, el 73% no prevé cambios, el 14% anticipa una disminución y el 13% prevé un aumento. La respuesta es similar en cuanto a horas trabajadas. Se advierte que hay una mayor expectativa de estancamiento que de expansión. En diciembre sólo cuatro ramas industriales exhibían una expansión interanual: la industria automotriz, con un 31,4% de crecimiento, y las de tabaco, caucho y plástico y alimentación (en variaciones reducidas).
En cambio, la industria textil, las metálicas básicas, la de minerales no metálicos, la de edición e impresión, la de papel y cartón, la metalmecánica, la química y la de refinación de petróleo mostraban caídas de entre el 27% y el 4%.
La industria automotriz, según parece, es un “pilar de la recuperación de la industria”. Esto se produce en un contexto en el cual la política de reducción de impuestos a automóviles de lujo, la falta de regulación y la laxitud de los convenios con Brasil determinaron un incremento del 33% en las importaciones y una baja del 16% en las exportaciones. Durante 2016 se exportó por 6 mil millones de dólares y se importó por 8 mil millones de dólares, lo que implicó un saldo negativo para la industria de 2 mil millones.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que, sobre fines de enero, las terminales automotrices argentinas dispusieron masivas suspensiones y prolongadas paradas técnicas en Volkswagen, Fiat y Renault. Esas políticas empresarias no parecen asociadas a expectativas de aumento sostenido de la producción.
En cuanto a la construcción, la caída del acumulado anual, según el INDEC, fue del 12,7%, y en diciembre exhibía una baja interanual del 7,8%. La caída interanual del personal ocupado en el sector alcanzó un máximo del 13,8% en julio para disminuir gradualmente al 7,3%. Desde agosto hay pequeños incrementos mes a mes del personal ocupado. Hay expectativas empresarias moderadas de crecimiento en el primer trimestre del año, particularmente en la obra pública. Si se consideran los insumos representativos de la construcción, se advierte que asfalto muestra un crecimiento interanual del 62,8% y cemento, del 0,7%; mientras que los artículos sanitarios de cerámica, del 0,5%. Todos los demás insumos exhiben bajas: hierro redondo, el 16,2%; ladrillos huecos, el 17%; y placas de yeso, el 15,1%. Todo indica que la obra privada, pese al blanqueo, no despegó.