Los primeros pasos

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Más allá de la difícil herencia, ya resulta conveniente comenzar a analizar lo que puede pasar a partir del 10 de diciembre.

El gabinete de ministros de Alberto Fernandez ya es casi todo conocido y difícilmente genere alguna otra sorpresa. Sin embargo, uno de los grandes interrogantes es si en Economía la relación será Kulfas-Nielsen o Nielsen-Kulfas. En el primer caso puede esperarse una política más heterodoxa con una política fiscal más laxa y mayor expansión monetaria y, en el segundo caso, una política más ortodoxa. Como esta última alternativa parece difícil de arranque por los compromisos políticos, tiene más chances en lo inmediato la primera alternativa. En esa orientación todavía no se descarta a Lavagna, pero ya es poco probable De todas formas, ambas filosofías estarán presentes de forma que la política tendrá ingredientes ortodoxos y heterodoxos. Habrá que tener mucho cuidado para que la mayonesa no se corte.

Cualquiera sea la orientación de la nueva política económica, los primeros pasos no serán muy distintos:

1) Un ataque frontal contra el hambre. Ya el plan fue definido por Daniel Arroyo, quien aplicará también una política social activa contra la pobreza, aunque la prioridad será la indigencia. Pero, además de lo conocido, habrá otras medidas inmediatas y más tradicionales. El tema es realmente urgente porque se está sobre los días claves de fin de año. La tregua que puede esperar el presidente electo difícilmente incluya a los sectores más bajos de la escala social si no hay señales efectivas. Las tarjetas para alimentos anunciadas contra el hambre podrían estar funcionando cuando en marzo nuevamente el problema social cobre intensidad. Debe tenerse en cuenta que se llega con el precio de los alimentos por las nubes y la inflación a toda marcha, y que los bonos de fin de año difícilmente puedan generalizarse.

2) La convocatoria al Acuerdo Social también será inmediata para intentar mejorar las expectativas y la inflación de carácter inercial. Un impacto más profundo sobre la marcha de la economía llevará tiempo y sólo sería posible en el marco de un programa económico global.

3) En forma también inmediata partirá una misión a Washington para profundizar, ya desde el gobierno, los avances que se fueron haciendo en la negociación de la deuda externa. En ese plano, Nielsen volcará su experiencia con el objetivo de lograr en primer lugar una reprogramación de los vencimientos y todo parece indicar que un cierre sustentable exigirá también una quita, que no podrá alcanzar a las acreencias del FMI. Aunque existe la fantasía de que se podrá llegar a un acuerdo en el corto plazo y se tratará de crear expectativas en ese sentido, lo más probable es una negociación larga y dura.

4) Se definirá una política cambiaria que profundice el control de cambios actualmente vigente. Posiblemente se sume en esa tarea a la AFIP para evitar los desvíos. Es uno de los roles estratégicos que tendrá el organismo recaudador y por eso se colocaría en ese frente a Marco del Pont, una de las estrategas del equipo. Está previsto un desdoblamiento del mercado cambiario, pero se sabe que no es un instrumento viable por mucho tiempo, menos si la brecha con el dólar oficial se hace significativa.

5) Con vistas a definir el Presupuesto 2020 -clave para llevar adelante la renegociación de la deuda- se apelará a un paquete impositivo que incluirá sin duda mayores retenciones a las exportaciones primarias, impuesto al patrimonio (que incluya a las inversiones en el exterior) y liberalidad para que las provincias apliquen ingresos brutos. El ajuste en el gasto público sólo se plantearía mucho más adelante, aunque los tiempos variarán si la dupla es Kulfas-Nielsen o Nielsen-Kulfas. Posiblemente se arranque con una moratoria que beneficie particularmente a las pymes, pero más allá de eso habrá un control muy estricto. Este frente, donde deberá actuar la AFIP, también será fundamental.

6) Se acelerará la regulación a la baja de las tasas de interés, aunque ello debería asociarse a la reducción de las expectativas de inflación y devaluación, como condición para profundizarse.

7) Se dispondrá en lo inmediato la suspensión de los aumentos tarifarios, prolongando las políticas que aplicó Macri en la etapa electoral. Este estatus difícilmente pueda sostenerse mucho tiempo por los contratos vigentes con los proveedores y en el mediano plazo se apelará a profundizar la segmentación y a procurar la renegociación de los contratos.

8) Los jubilados recibirán de inmediato el acceso a los remedios sin cargo y quizás una mejora en las pensiones, pero difícilmente estos beneficios sean masivos. Siempre para acotar el esfuerzo fiscal debe estimarse que alcanzarán exclusivamente a los niveles más bajos, o en todo caso será de suma fija.

9) Se lanzará en el corto plazo un plan ambicioso para el desarrollo de Vaca Muerta, con fuertes estímulos a la inversión. Hay convicción de seguir por esa senda aunque se despierten resistencias políticas.

10) En materia de importaciones cabe esperar el restablecimiento de restricciones no arancelarias. También se buscará negociar diferimiento en las remesas de utilidades y regalías.

Con estas políticas se espera reducir significativamente el ritmo de inflación y, en lo inmediato, al menos frenar la recesión. Pero el éxito no está asegurado y mucho menos garantizado un sendero positivo de mediano y largo plazo. La experiencia permitiría definir si los siguientes pasos se inspirarán más en el espíritu del Grupo Callao o del equipo más ortodoxo que también acompaña a Fernández.